Los precios del petróleo están bajando de manera importante, y eso hace que los precios de las gasolinas también bajen.
Para nuestra mala suerte, el mercado mexicano no se contagia tan fácil de los decrementos de precio como de las alzas.
Siempre habrá un pretexto perfecto para que no seamos beneficiarios de estos momentos del descenso del costo del petróleo. Por ejemplo, el argumento será que si bien baja el precio del petróleo crudo, el dólar está más caro, y por eso no nos llega el beneficio.
Además de que el impuesto especial sube cuando bajan los precios. En fin, que será difícil que como consumidores tengamos una ventaja de esta coyuntura de baja en los precios del hidrocarburo.
Por lo demás, es muy mala noticia que se dé esta disminución en los precios de la mezcla mexicana de petróleo, porque repercute directamente en los ingresos públicos.
Este indicador mexicano del precio del crudo estaba hace apenas 15 días en 60 dólares por barril; ahora ese mismo referente de precio se ubica en los 48 dólares.
Y en esto no hay razones internas; los precios del petróleo son muy volátiles y tienen que ver con situaciones externas.
Por ahora, la guerra comercial entre China y Estados Unidos y la amenaza de que esto derive en una recesión mundial han causado esta baja en los precios del petróleo.
El problema, y eso sí es una situación interna, es que se mantiene cierta dependencia de los ingresos petroleros para completar el gasto público.
La desaceleración económica ha provocado que la recaudación de impuestos no sea la esperada, a pesar del excepcional esfuerzo de fiscalización que ha hecho la autoridad del Servicio de Administración Tributaria.
Y si bajan los ingresos, tiene que haber menor gasto. O, bien, darle paso a un mayor desequilibrio en las cuentas públicas. Y, si nos atenemos a la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador, esto no debería suceder.
Y como para complicar el cuadro para las finanzas públicas, este desequilibrio en el mercado petrolero llega justo cuando la 4T se truena los dedos para que le cuadren las cuentas del paquete económico hacia 2020.
De entrada, el gobierno de López Obrador no ha contratado las coberturas petroleras que garanticen un precio, al menos a alguna parte de la plataforma de exportación del país.
Y como están las cosas, a estas alturas va a ser difícil conseguir buenas condiciones en los mercados.
Si los cálculos del precio esperado para la mezcla mexicana de petróleo los hacen aquéllos que insisten que la economía puede crecer 4% durante el próximo año, estamos en problemas.
Pero si hay sensatez en el cálculo de los criterios económicos y se estima con más apego a la realidad, habrá que ver dónde recortan el gasto para adecuarse a la realidad de una economía que crece muy poco y un precio del petróleo que aparentemente estará castigado por algún tiempo. Al menos en lo que se resuelve esta guerra comercial entre los dos gigantes económicos del planeta.