Parece que el mundo está viviendo un momento que se encamina a un gran ajuste económico y, por lo tanto, en la percepción de los inversionistas con el riesgo de fuertes correcciones en los mercados. El proteccionismo comercial iniciado por Estados Unidos está generando una fuerte e importante desaceleración mundial que pronto volverán a reconocer el FMI, el Banco Mundial y otros organismos para seguir reduciendo sus estimados de crecimiento en 2019 y 2020.
El conflicto comercial Estados Unidos-China se extiende por toda la región asiática. Singapur recortó ya su perspectiva de crecimiento a casi 0%. India registró su índice de calidad de deuda a mínimos de 19 meses, por lo que podrían anunciarse estímulos monetarios y económicos pronto. En China crece la presión por nuevos estímulos a medida que la demanda del crédito se debilita y los indicadores económicos siguen mostrando el riesgo de una desaceleración mayor. Hay que recordar que el 1 de septiembre iniciará la imposición adicional de aranceles a 10% por un monto equivalente a 300 mil millones de dólares, aunque el presidente Trump confirmó que se desfasará su aplicación al 15 de diciembre para algunos productos como teléfonos celulares, computadoras portátiles, consolas de videojuegos, algunos juguetes, monitores de computadoras y ciertos artículos de calzado y ropa.
Por si fuera poco, Japón crece a tasas bajas y muy lejos de los objetivos del PIB y de inflación. Finalmente, persiste en la región la presión social en Hong Kong que puede afectar su entorno económico.
En Latinoamérica vimos los resultados de la primera vuelta en Argentina con el triunfo amplio de la izquierda y la fuerte respuesta de los mercados con una devaluación acelerada del peso argentino y una fuerte caída de la Bolsa que en una sola jornada perdió casi 40%. La perspectiva no se ve nada fácil. En Brasil, la economía registra ya una recesión técnica con dos trimestres consecutivos de contracción de 0.68% y 0.13%, respectivamente, en un entorno donde se aprobó la reforma de pensiones, pero con un real iniciando nuevamente su depreciación. México no canta mal las rancheras. Nos encontramos en un estancamiento económico y una posición muy difícil para el Banxico en su decisión de política monetaria este jueves.
En Europa, la economía de Alemania registra crecimientos mediocres de 0.7% anual, afectada por el mismo conflicto comercial con Estados Unidos. Italia que recientemente dio a conocer el fin del Gobierno de coalición y la búsqueda de una convocatoria a nuevas elecciones parlamentarias. Tiene un déficit presupuestario muy por arriba de lo permitido. España sin gobernabilidad y su sector bancario debilitándose. Las acciones de Santander España se ubican en sus niveles mínimos cercanos a 2016 y BBVA en mínimos de casi los registrados en 2009.
En Estados Unidos, la economía se viene contaminando, aunque hasta ahora se muestra más defensiva que el resto de países o regiones desarrolladas. Sin embargo, ya Goldman Sachs redujo sus estimados de crecimientos y Morgan Stanley considera que los mercados se desarrollan dentro de un movimiento bajista. La Fed podría seguir bajando su tasa de interés de manera gradual, pero la curva de bonos del Tesoro muestra riesgos recesivos futuros.
Con todo esto, ¿qué podemos esperar de los mercados?
Simple y sencillamente se ven pocos catalizadores a nivel mundial y un aumento en la aversión al riesgo. Es probable que veamos movimientos de alta volatilidad entre septiembre y octubre en divisas y Bolsas con tendencias correctivas. Por eso vemos a un instrumento como el oro subiendo como instrumento de cobertura donde probará los USD$1,580 como resistencia clave. En el año, acumula una ganancia de 18.7%.