¿Cuántos futbolistas mexicanos se han mantenido en las principales ligas europeas por una década? Para dimensionar la carrera de Javier Hernández, basta con decir que apenas Hugo Sánchez, Rafael Márquez y próximamente él (iniciará, ahora con el Sevilla, su décima campaña siempre entre Premier League, Bundesliga y España).
A eso debe añadirse que, junto con los propios Hugo y Rafa, es de los únicos jugadores de nuestro país que han brillado en un equipo verdaderamente grande del continente, además de una peculiar forma de entender su valor: nunca ha sido transferido por una cifra de escándalo, pero cuatro veces por montos tan sustanciosos como para acumular ya unos 50 millones de dólares movidos por sus servicios.
El niño que se fue de Guadalajara a Old Trafford en 2010, se ha hecho mayor. Si por entonces su sola presencia desencadenaba una sonrisa e irradiaba un carisma pocas veces visto (presa del cual cayeron seducidos lo mismo seguidores en el Lejano Oriente O África que, evidentemente, en México), hoy genera división. Entre quienes creen que no es para tanto y aquellos que se mantienen devotos, crece el abismo.
El término medio será admitir que con fortuna y rebotes no basta para haber vestido las camisetas que ha vestido, así como que su listado de equipos habla por sí mismo: Real Madrid y Mánchester United al margen, tres conjuntos de profunda tradición como Bayer Leverkusen, West Ham y Sevilla.
De entrada, emerge como suplente en el cuadro andaluz. Algo que no le es novedoso, aunque siempre ha terminado por dejar su rúbrica en goles. Ya después si a muchas personas les desagrada su discurso, su teñido de cabello, sus festejos en la cancha o su forma de ocupar el tiempo libre en una especie de Big Brother, es asunto diferente: nadie está obligado a agradar universalmente.
En su trayectoria no se leerá cómo evolucionó la forma en que se le percibía, sino sus números… que resultan por demás competitivos. Uno de los relevos más eficaces de la última década, a la par de un gran desarrollo de sus condiciones: nunca será un virtuoso, mas qué difícil es contenerlo.
Eso, y de ninguna forma lo que pueda venderse con su nombre, es lo que le permite continuar en las grandes ligas europeas, al tiempo que al común de nuestros jugadores les cuesta acceder a esa órbita o conservarse en ella.
Contrario a lo que pudo pensarse, en el West Ham fue menos resolutivo que en Leverkusen. Ahora en Sevilla, con un contrato por tres años, tiende a vivir el cierre de una aventura europea ante una grada que aprecia, en especial, lo que él sabe hacer: acierte o falle, de inicio o entrando como refresco, el Chicharito deja todo lo que tiene a cada partido.
Twitter/albertolati