Del dolor al complot

Del dolor al complot

Por Karina Aguilar

El dolor, el enojo, la impotencia y la desesperación, hicieron que el lunes pasado, decenas de padres de niños con cáncer, bloquearan los accesos a la terminal uno del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en protesta por la falta de medicamento para el tratamiento de sus hijos.

Sólo así, con protestas, lograron ciudadanos comunes, el verdadero pueblo bueno que todos los días está al cuidado de sus hijos, ser escuchados por las autoridades; sin embargo el compromiso del Presidente Andrés Manuel López Obrador de entregar las dosis requeridas a los niños con cáncer, no llegó solo, sino que de inmediato vino el reclamo en voz del secretario de Salud, Jorge Alcocer, a quien seguramente le tocó el regaño, y declaró que las dosis de metotrexano no eran urgentes.

Y si pensamos que esa declaración fue desafortunada, las que vinieron en los siguientes días no tienen comparación y lo peor es que las hizo el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Primero, echó en cara a los médicos, enfermeras y ciudadanos lo insensibles que son, al no tomar la decisión de comprar los medicamentos para que no pierdan la vida los niños, cuando ésta es tarea del Estado y existe un presupuesto destinado y etiquetado para la compra de tratamiento de niños con cáncer.

Pero las declaraciones no quedaron ahí, el Primer mandatario lejos de toda sensibilidad, pidió no mentir y no crear campañas de desprestigio, peor aún, acusó a las farmacéuticas de estar detrás de las protestas de los padres que a diario sufren el dolor de ver a sus hijos enfermos.

Resulta mezquino pensar que los padres de familia lucren con la enfermedad de sus hijos. Hasta cuándo el Presidente asumirá su responsabilidad y demandará de sus colaboradores eficiencia y eficacia, pues pareciera que para él todo tipo de protestas obedecen a un complot.