El Banco Central Europeo redujo la tasa de Depósito en 10 puntos base para situarla en -0.5% anual y activó de nueva cuenta un Programa de Compra de Activos hasta que la inflación retorne a su objetivo de 2.0%. La desaceleración económica de la Zona Euro, la baja inflación persistente y la guerra comercial entre Estados Unidos y China, fueron gran parte de los factores para tomar esta decisión.
El hecho de que los Bancos Centrales del mundo estén ajustando a la baja las tasas de interés y/o incrementando sus estímulos monetarios, a través de Programas de Compra de Activos y/o Programas de Financiamiento al consumo, no es garantía de una “recuperación consistente de las economías”. Inyectar dinero al sistema, brindará “liquidez” y la oportunidad de reactivarlas por consumo e inversión. Sin embargo, ¿Hasta cuándo?
Desde 2008 con la crisis subprime, todos los bancos centrales se volcaron a inyectar liquidez. El Banco Central Europeo (BCE) realizó todas estas acciones mencionadas, llevando a tasa cero la general y negativa de depósito, y además, flexibilizó la cobertura de reservas a los bancos de acuerdo a la garantía de cada crédito. Sin embargo, desde 2008 y hasta la fecha, vimos una recuperación transitoria de la economía. Alcanzó tasas de crecimiento de 2% anual y la inflación rondó los niveles objetivo de 2.0% anual entre los años del 2015 y 2018. No obstante, hoy en día, la economía de Alemania está en riesgo recesivo y la economía de la Zona Euro apenas crece arriba de 1.0% anual con una inflación muy debajo de su objetivo.
Esta próxima semana será el turno para la FED y el Banco de Inglaterra (BoE). Se espera que la FED baje la tasa de interés de manera “gradual” 25 puntos base para ubicarla en 2.0% anual y el Banco de Inglaterra quizá se mantenga sin cambio en espera de ver la decisión final del “Brexit”, en medio de una economía en desaceleración.
Todos los bancos, esperanzados de que una combinación entre la política monetaria y la política económica generada por cada gobierno, deberán impulsar la reactivación económica, pero resulta que esta guerra comercial de Estados Unidos y China está afectando la producción de productos en todo el mundo.
Después de haber otorgado un gran estímulo monetario por varios años, solamente Estados Unidos alcanzó su nivel de crecimiento promedio 2.2% anual sin riesgos inflacionarios. China pierde terreno entre su cambio de paradigma y la guerra comercial directa con Estados Unidos. También el caso de Japón es especial. Su banco central lleva años estimulando a su economía y no logra darle consistencia a su crecimiento económico ni a la inflación.
Por ello, el que los bancos centrales inyecten liquidez, brindan un soporte “temporal” a las economía. Sin embargo, los gobiernos deben mantener un compromiso de políticas económicas confiables que aseguren un crecimiento económico consistente. De lo contrario, el riesgo sobre los sectores financieros de cada país o región pueden volver a causar fuertes dolores de cabeza.
Sólo por comentarlo, la tasa de interés de depósito negativa en la Zona Euro, le está costando al sector financiero 23,250 millones de euros y la rentabilidad de los bancos se ha disminuido poniendo en riesgo la estabilidad del sector y de las economías.