Sobrevivientes de la llamada “guerra sucia” regresaron a uno de los lugares donde fueron torturados por el gobierno mexicano hace más de cuatro décadas, al inmueble ubicado en la calle Circular de Memoria 8, de la colonia Roma Norte, en la Ciudad de México.
Hoy de cabello cano, Juan Fernández Reyes, quien aún se pregunta por qué lo dejaron salir vivo del centro clandestino de detención y tortura para los rebeldes o guerrilleros que protestaban contra el gobierno mexicano, recordó que su primer ingreso fue en 1976.
“Tenía tan fuerte la venda de los ojos que se me ocurrió abrirlos y entonces las pestañas se me quedaron (pegadas), instintivamente quise bajarlas cuando sentí un golpe por atrás y me subieron nuevamente a los cuartitos donde torturaban”, expuso en conferencia de prensa en el lugar que ahora alberga la Dirección General de Estrategias para la Atención de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación.
“Ahí está mi compañera -señaló- que tiene un hermano desaparecido desde hace 40 y tantos años, Leonardo Jiménez Alvarado, detenido junto a su esposa Araceli, embarazada de tres meses, nunca aparecieron. Es una de las deudas que tiene el Estado”.
“Tal vez sea duro decirlo y más duro interpretarlo por los jóvenes en la actualidad, pero es un hecho real que estábamos en guerra”, sostuvo ahora David Cilia, quien forma parte del Comité Organizador del Premio Nacional Carlos Montemayor.
Otro sobreviviente, Francisco Ornelas, recordó que, el 23 de septiembre de 1965, 13 combatientes del Grupo Popular Guerrillero (GPG) encabezados por el profesor Arturo Gámiz García intentaron tomar por asalto el cuartel militar en Ciudad Madera, en la Sierra de Chihuahua, sin embargo en el ataque murió junto con siete personas más y cinco lograron escapar.
“La guerrilla significa dar desde el fondo del corazón un sentimiento más profundo, dar la vida sabiendo que se va a dar la vida”, dijo.
Pero la deuda más grande continúa con los desaparecidos, refirió el jefe de Departamento de Consulta de Legislación en materia de Derechos Humanos de la Dirección General de Estrategias en Atención a los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, José Luis Soto.
En entrevista con Notimex, reconoció que existe un problema para documentar el tema de la “guerra sucia”, tanto en los archivos históricos como en el pasado Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas.
Recordó que cuando las personas fueron desaparecidas no existía el delito de desaparición y “quien cometía la desaparición en ese entonces era el Estado”, por lo que en la mayoría de los casos no existieron denuncias.
Por ello, recalcó que en la presente administración desde febrero de 2019 la Comisión Nacional de Búsqueda habilitó un área especial para la ubicación de desaparecidos con más de 40 años.
“Ya hay un trabajo de documentación particular para poder determinar realmente cuántos son y poder dar una cifra oficial. Las listas se están buscando en todo el país”, indicó.
La Recomendación 26/2001 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) indicó que había 532 posibles desapariciones de la llamada “guerra sucia”, pero después de una investigación acreditó 275 casos.
Después una visita de Naciones Unidas se sumó a las investigaciones y reportó mil 350 posibles casos de desaparición, “pero sólo son estimaciones”, comentó el funcionario de la Segob.
“La presente administración apuesta por hacer un buen diagnóstico, un listado nuevo y si se logra se podría coadyuvar con la fiscalía para que se reabran más carpetas y encontrar a esas personas”.
Previamente en la conferencia de prensa se dio a conocer que el Premio Nacional “Carlos Montemayor” se entregará este domingo 22 de septiembre en el Salón “Adolfo López Mateos” del ahora Complejo Cultural Los Pinos.
En esta edición recibirán el premio Florencio Lugo Hernández y Francisco Ornelas Gómez, sobrevivientes del asalto al cuartel de Madera, así como al cantante Francisco Madrigal.
jhs