Con apellido de pintor flamenco y anatomía de Hércules, Virgil van Dijk destrozó los registros del defensa más caro de la historia al ser transferido del Southampton al Liverpool en los últimos días de 2017.
Si quince años antes las islas británicas se escandalizaron al enterarse de que el Manchester United compraba a Rio Ferdinand por 37 millones de dólares, imaginemos lo que supuso que ese muchacho de 26 años, casi desconocido fuera de Inglaterra y su natal Holanda, llevara el récord tan cerca de los cien millones.
La primera gran obsesión de Jürgen Klopp, llegado a Anfield un par de años antes, había sido ese zaguero. Ya en 2016 se armó un buen lío al filtrarse los encuentros sostenidos por el Liverpool con un futbolista que tenía más de medio año de contrato en vigor (lo que rompe la regulación de transferencias estipulada por la FIFA). Año y medio después, la operación se consumó.
Desde entonces, Virgil van Dijk se ha convertido en algo más que la bandera de la retaguardia red. A su seguridad, constancia, fuerza, velocidad y personalidad se añade una increíble marca de 64 cotejos sin ser superado o driblado. Sin su concurso sería difícil imaginar al Liverpool –por mucho Salah, Mane y Firmino que tenga en punta– como monarca europeo y serio candidato a al fin conquistar la Premier League.
Sin embargo, eso no ha bastado para que el gigante holandés se quede el The Best que otorga la FIFA. Algo absurdo entendiendo lo que consiguió en la última temporada, contrastado con los méritos del ganador, Lionel Messi.
Un aviso muy claro debió leerse al constatar que Messi viajaba a la gala de la FIFA con todo y sus hijos. Desafortunada norma esa de que Leo o Cristiano Ronaldo suelen ir nada más cuando son los elegidos y no como integrantes de la terna que aplauden al coronado (lo que no les hace perdedores, imposible usar ese adjetivo para dos de los deportistas más grandes de la historia). Pues Cristiano de última hora canceló su asistencia y Messi, a diferencia de su boicot del año pasado cuando se impuso Luka Modric, sí viajó. ¿Algo sabría el crack barcelonista del resultado de la votación? Difícil ser tan ilusos como para pensar que no.
En cuanto a Virgil van Dijk, es una pena. No sólo por él, sino por los defensores del mundo, pocas veces tan decisivos como él en los últimos meses. Ya se ha creado un trofeo especial para el portero del año, premio de consolación a sabiendas de que, sin importar sus atajadas, los galardones individuales se centran en quienes viven cerca del gol. Acaso ahora se invente uno para el defensa del año porque si a Van Dijk no se le concedió en este ejercicio, cuesta entender cuándo o cómo un zaguero lo obtendrá.
Messi, con un sitio tan indiscutible en la historia de este deporte, no necesitaba este The Best. Van Dijk sí, y no por él mismo, sino en representación de los de atrás en la cancha.
Twitter/albertolati
LEG