Hay un ángulo fiscal y social no explicado.

Comencemos por el análisis social:

En promedio, 90% de los vendedores por catálogo son personas en condiciones socialmente críticas.

Amas de casa, madres solteras, jubilados, ancianos en situación de abandono, jubilados con pensión insuficiente ninis…

También trabajadores y trabajadoras con bajos ingresos obligados a una actividad secundaria para completar el gasto familiar.

Un mundo estimado en millones de personas, para los cálculos menores entre dos y tres millones, y para otros entre cuatro y cinco.

Si el último número se mide por dependientes familiares, se hablaría de algo así como 25 millones de mexicanos.

Gente dedicada a subastar desde ropa usada o nueva de bajo costo hasta zapatos, joyería, autos viejos o en el mejor de los casos automóviles de segunda mano.

Son parte de la economía informal –eufemismo para quienes escapan al control fiscal-, de la cual depende algo así como 60% de los mexicanos.

Ese es el panorama general.

VENDEDORES, NO PRODUCTORES

Pero hay mucho más.

Tal vez ese universo de mexicanos no pague impuestos y por lo tanto, en estos tiempos de apretón general, los quiera controlar el SAT.

Hoy el fisco, personalizado en el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, o la directora del Sistema, Margarita Ríos Farjat, los ha centrado.

Quieren incorporarlos a la economía formal por la vía más severa: el pago de impuestos.

Esto significa aplicarles varios cargos, en especial ISR e IVA.

Se hablaría de 35% en el primer caso y 16 en el segundo.

Es decir, de golpe y porrazo esa práctica de supervivencia los privaría de la mitad de los ingresos a los cuales están acostumbrados.

El impacto social sería tremendo.

Para ilustrar: 90% los vendedores independientes de Price Shoes pertenecen al grupo descrito anteriormente: madres solteras, ancianos, ancianas, jubilados, desempleados…

El segundo aspecto:

¿Por qué deben pagar 35% de la venta final de un producto, si no son parte de la cadena de producción y solamente un eslabón de comercialización?

¿Y por qué pagar IVA de 16%, si ellos solamente tienen un margen ridículo –muchas veces menor al 10%- de beneficio?

Y ADIÓS PROGRAMAS SOCIALES

Si esto es poco, vaya otro elemento:

Por esta vía el Sistema de Administración Tributaria pretende darlos de alta como causantes de una economía formal inexistente e insegura.

Sus ventas no garantizan ingresos fijos, subsistencia segura y menos tendrán los pilares elementales de la seguridad social: IMSS e Infonavit.

Hoy ya ni el Seguro Popular existe.

Cuarto aspecto:

Incorporados a la economía formal como micro empresarios, en automático perderán los beneficios de la política asistencialista del Estado Mexicano.

Las pensiones como ancianos, madres solteras, estudiantes, ninis o como se quiera llamar en estos tiempos del neologismo de la cuarta transformación.

En síntesis: el Estado se sacudiría de un mínimo de dos millones o tal vez hasta cinco millones de beneficiarios de programas sociales.

Ojo: no hablamos de todos los incorporados a esos apoyos, sino a quienes se dedican a vivir del único resquicio del mercado nacional, la venta por catálogo.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.

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