Ante la división que existe dentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y los conflictos suscitados en el desarrollo de las asambleas distritales de Morena rumbo a la renovación de la dirigencia nacional se perfilan dos rutas: que pongan orden el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o (TEPJF) o el Presidente Andrés Manuel López Obrador, perfiló Víctor Manuel Alarcón, especialista en partidos políticos y procesos electorales por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en entrevista con 24 HORAS.
“El resultado tuviera que ser la intervención del Presidente o derivado de la falta de reglamentación o falta de cumplimiento de las disposiciones internas del partido sea la autoridad electoral la que resuelva en ese sentido, como pasó en el PRD”.
Resaltó que precisamente dentro del sol azteca, de donde varios morenistas son originarios, cayeron en la creación de corrientes, las cuales incluso se formalizaron en el estatuto del partido, y ahora en el estatuto de Morena se prohibieron, pero evidentemente no están respetando el mismo.
En ese sentido, Gustavo Zúñiga Colin, ex capacitador de partidos del Instituto Nacional Electoral (INE), consideró que si bien pueden intervenir, resolver este conflicto es la oportunidad para que adquieran madurez; sin embargo, la segunda opción desde su perspectiva será la natural.
“Si analizamos su figura y el peso de ésta en el génesis y desarrollo del partido, pareciera que el “manotazo del Presidente” será un tema que sucederá inevitablemente.
Resaltó que el partido es joven, débil, deja mucho a que desear y sólo refleja la dependencia que tiene del jefe del Ejecutivo, pese a que él diga que no hay partido de Estado, pronunciamiento que -opinó el entrevistado- es poco creíble.
“Ante la imposibilidad de encontrar mecanismos idóneos para impulsar el partido con orden, si eso termina prevaleciendo será claro que este partido político de poco le será de apoyo, sobre todo sino es una máquina electoral consolidada no porque esté alrededor del Presidente, sino que no tuviera capacidad para procesar sus diferendos internos”.
“Será muy evidente que la “transformación” será un proceso fallido, que el “cambio verdadero” será un fracaso”, agregó el ex funcionario del órgano electoral.
LEG
