Las fuerzas de seguridad iraquíes abrieron fuego ayer contra manifestantes en la ciudad santa chiita de Kerbala, a 100 kilómetros al sureste de Bagdad, donde mataron a 18 personas e hiriendo a cientos más, en uno de los ataques más mortales desde que iniciaron las protestas, a principios de octubre.

El ataque ocurrió antes del amanecer en la Plaza Educación, a unos dos kilómetros del santuario al Imán Hussein, cuando los iraquíes empezaban a tomar las calles por quinto día consecutivo para protestar contra la corrupción, el desempleo y la falta de servicios públicos.

Cientos de manifestantes estaban en el campamento cuando las fuerzas de seguridad iraquíes, enmascarados y con ropa negra de civil, dispararon munición real contra ellos, según fuentes de seguridad y médicas, citadas por la cadena de televisión catarí Al Jazeera.

Por lo menos 18 personas perdieron la vida y más de 800 resultaron heridas, según una fuente de seguridad, aunque el jefe de departamento de Salud de Kerbala dio cuenta de 122 lesionados, incluidos 66 miembros de las fuerzas de seguridad.

El gobernador, Naseef al-Khitaby, negó que hayan muerto manifestantes, y calificó las versiones como noticias falsas.

La cifra total de muertos desde que comenzaron los disturbios, el 1 de octubre, se sitúa en al menos 250 personas; 100 de ellas este fin de semana.

LEG