Durante un emotivo homenaje al doctor Enrique Wolpert (que tuvo lugar en el Club de Industriales, 250 asistentes), ahora ex presidente del Comité Científico de FundHepa, Antonio Ariza Cañadilla (hijo del fundador) y el doctor David Kershenobich (presidente médico honorario), además de Lucía Braun, brotaron frases elogiosas para uno de los doctores (gastro/hepatología) del país, que también tuvo frase de agradecimiento para don Antonio Ariza Cañadilla (presidente/fundador), el propio Kershenobich y Antonio Ariza hijo, por haber desarrollado una labor intensa para avanzar en el descubrimiento de nuevas medicinas/tecnologías de enfermedades del hígado. O sea, desde 1998 iniciaron las labores de esta fundación para enfermedades hepáticas. Antes que nada, hoy ya existen medicamentos que curan la Hepatitis C. Han avanzado en vacunación, trasplante y creación de tres fondos de apoyo para investigadores en hepatología.
¿Cuál es la misión?
Promover la salud hepática mediante la educación, la investigación y la incidencia de las políticas públicas, “para mejorar la salud y la calidad de vida de la población”. Sus objetivos: lograr el cuidado del hígado; asegurar la educación; orientar a los enfermos del hígado; consolidar la investigación, incidir en las políticas públicas en la salud hepática, además de actuar como referente innovador, sin olvidar cómo operar como un articulador confiable en el área de hepatología. Hoy, además de los exitosos trasplantes de hígados y de la medicina que cura la Hepatitis C, tanto el propio Wolpert (agradecido profundamente por el homenaje y las muestras de cariño de invitados, así como de sus socios/colaboradores, Kershenobich, Ariza Alduncin, Braun, entre otros) se deshacía n elogios en los logros de la medicina mexicana a nivel nacional/internacional. Este año, ayudaron a 154 niños/adultos–, trasplantados del hígado a bajo costo “de por vida”. También, orientaron a 7.465 personas a través del círculo de ayuda. Y pensar que en FundHepa trabajan pocas personas. ¡Chapeau!
Recinto amurallado
En un recinto a prueba de “Rambo” sobre el Mar Mediterráneo en su amada Mallorca, el tenista Rafael Nadal (el mejor del mundo en tierra batida en la historia del tenis) y su novia Mery Perelló se dieron el “sí quiero” tanto civil como religioso (durante día y medio) con la presencia de 350 invitados de ambas familias. Por supuesto, los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía (fans y amigos de la familia Nadal) estuvieron presentes. La celebración en Sa Fortalesa de Pollenca transcurrió como la relación que mantiene la pareja (perfil bajo), marcada por la discreción y los intentos bien logrados para mantener su privacidad en días tan especiales (civil/religioso). Rosa Clará diseñó el vestido de Mery y también vistió a Ana María Perera, su hermana Maribel, sin olvidar a la madre de Mery. Entre los invitados, Diario 24 Horas descubrió al sacerdote Tomeu Catalá (amigo de la familia del deportista). Todo mundo tuvo que dejar sus móviles/celulares a la entrada. Vi a los tenistas David Ferrer y Feliciano López, Carlos Moyá, Carolina Cerezuela. Las empresas que trabajaron para los eventos tuvieron que firmar contratos de confidencialidad. También charlé con la chef Maca de Castro (una estrella Michelin) y mi amigo Andrés Moreno (del feudo Sa Punta). El menú estuvo exquisito: presencia de productos mallorquines y de la tierra y por los cócteles del barman Rafael Martin. La luna de miel será corta, porque a Nadal le espera el torneo de Berlín. Por último, mis felicitaciones por el gran diseño del Festival de Catrinas del Hotel Presidente InterContinental, basado en los dibujos, textos, leyendas del pintor Francisco Toledo. Felicitaciones a Julián Debarle, Guillermo Valencia, Isabel Azpiri, entre otros. Por allí estuvieron los Scheffler (México, San Antonio y Cantalagua, viaje tras viaje), Hugo Villalobos y los habituales. Después, muchos se fueron a cenar al clásico Balmoral, donde la anfitriona se lleva las palmas. Y hasta el próximo jueves, ¡abur!