El discurso del general en retiro Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, pronunciado en un desayuno de las Fuerzas Armadas el 22 de octubre pasado, ha desatado una psicosis que se transformó en sospecha de “golpe de Estado”.

 

Lo curioso es que el primero en señalarlo fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando nadie, ni a sus más férreos críticos, se les había ocurrido la idea.

 

Gaytán no dijo nada fuera de la realidad.

 

¿O es que es falso que la sociedad está polarizada? Échele un ojo a las redes sociales diario y se dará cuenta.

 

O escuche la conferencia mañanera si tiene dudas.

 

Pero ya, que no cunda el pánico.

 

López Obrador salió ayer para pedir calma y que no había riesgo de tal golpe porque la sociedad lo respalda.

 

Pero ya no habrá calma en el sexenio.

 

Cada crítico del Gobierno ya no será “conservador”, “fifí’’ o “de la mafia del poder’’.

 

Será un presunto golpista.

 

 

¿Y eso cómo se cura?

 

 

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El lunes pasado, el Instituto Federal de Especialistas en Concursos Mercantiles (Ifecom), removió como síndico de la quiebra de Oro Negro a Fernando Pérez-Correa Camarena, pues dejó de ser neutral e imparcial.

 

Pérez Correa, de acuerdo al Ifecom, sirvió a los intereses de las empresas declaradas en quiebra y a los suyos propios “pretendiendo hacer de la quiebra su negocio personal en perjuicio de la masa concursal”.

 

El otrora síndico de Oro Negro se dio a la tarea de favorecer a su propia firma de abogados Solcargo, a determinados acreedores no reconocidos, así como a los anteriores administradores encabezados por Gonzalo Gil White y otros que, por cierto, tienen orden de aprehensión por haber presuntamente administrado fraudulentamente recursos del negocio Oro Negro.

 

La gota que derramó el vaso fue haber manifestado al fiscal encargado de la investigación de los hechos ilícitos que no había delito que perseguir y que por tanto se levantara el aseguramiento de las cuentas bancarias, en una clara labor de defender los intereses de los imputados en lugar de los de la masa concursal.

 

Por esas conductas, la Junta Directiva del Ifecom, a cargo de Edgar Bonilla, sustituyó a Pérez-Correa.

 

Con dichas conductas, la Junta Directiva del Ifecom que dirige Edgar Bonilla, decidió sustituir a Fernando Pérez-Correa como síndico; en su lugar fue designado Gerardo Sierra Arrazola.

 

Sin embargo, Sierra también presenta un conflicto de interés que lo descalifica para ser el síndico de la quiebra, ya que fue contratado por el despacho Guerra y Asociados para fungir como perito en contabilidad por parte de Perforadora Oro Negro, es decir, en términos de la Ley de Concursos Mercantil está impedido.

 

 

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Diputados que representan a las comunidades indígenas se reunirán este lunes para pedir que se aumenten 7 pesos a la ayuda que el Gobierno entrega para la alimentación diaria de sus niños.

 

Y es que de acuerdo con diputados, el Gobierno entrega 33 pesos diarios para la alimentación de los niños indígenas, menos del 50% de los 70 pesos que se destinan diariamente a la alimentación de los presos.

 

Los 33 pesos no alcanzan para incluir proteínas en la dieta diaria de los niños indígenas, por lo que su alimentación resulta de mala calidad además de insuficiente.

 

Siete pesos por niño no parece mucho, pero en estos tiempos en los que se escatima dinero hasta para medicamentos, quién sabe si la petición tenga eco en el Gobierno de la 4T, que por cierto tomó como bandera a los pueblos nativos y sus necesidades.

 

 

 

 

jhs