Cuatro enfermedades de transmisión sexual que han empeorado sus patrones y van tomado fuerza con rapidez. Algunas de ellas se han vuelto resistentes a los tratamientos.
Neisseria Meningitidis
La Neisseria meningitidis (meningococo) es una bacteria que puede llegar a causar meningitis invasiva, una infección potencialmente mortal del cerebro y las membranas protectoras de la médula espinal.
La bacteria ha aparecido con más frecuencia desde que, en los años setenta se detectó en un chimpancé macho. Al parecer, el animal tuvo una infección en la uretra después de que se transmitió la bacteria presente en su nariz y garganta a su pene a través de la autofelación (práctica común en estos animales).
Actualmente, entre el 5% y el 10% de los humanos adultos portan la enfermedad en la parte posterior de la nariz y de la garganta. Según estudios, la principal vía de contagio es a través del sexo oral.
Esta bacteria ha causado preocupación por los recientes brotes que se han detectado entre hombres homosexuales y bisexuales en Europa, Estados Unidos y Canadá. En 2015, científicos encontraron una cepa que afectó varias ciudades de Estados Unidos y que nació de una recombinación genética de la N. Gonorrhoeae. Esta mutación permitió que la ETS se propagara de forma más eficiente.
Mycoplasma Genitalium
La Mycoplasma Genitalium es una de las bacterias más pequeñas que se conocen en el mundo. Fue identificada en los años ochenta y hoy está presente entre el 1% y el 2% de la población mundial. En particular, es común encontrar esta bacteria en adolescentes y jóvenes adultos.
Esta enfermedad es una infección que puede no presentar síntomas o que puede confundirse con la clamidia y la gonorrea por la irritación en la uretra o el cuello uterino. Las consecuencias de esta enfermedad son particularmente agudas en mujeres pues, por la inflamación pélvica, se asocia con la infertilidad, el aborto espontáneo, la muerte fetal y el parto prematuro.
Generalmente, se trata a esta infección con antibióticos, pero este organismo parece volverse cada vez más resistente.
Los preservativos pueden ayudar a prevenir la infección.
Shigella Flexneri
La Shigelosis (o disentería de Shigella) es una enfermedad que se transmite a través del contacto directo o indirecto con materia fecal humana. La enfermedad causa calambres estomacales muy severos y brotes muy fuertes de diarrea con sangre y mucosidades. Al causar diarrea, esta enfermedad ayuda a con su transmisión.
A pesar de que esta enfermedad es más común en niños pequeños que en adultos, se han documentado casos entre poblaciones de hombres homosexuales y bisexuales desde la década de los setenta. Al parecer, la Shigella aprovechó la transmisión a través de sexo anal y oral para encontrar otro nicho de contagio.
Esta ITS se está volviendo rápidamente resistente a la azitromicina, que también se usa para tratar la gonorrea. Por esa razón, los expertos recomiendan que si alguna vez te da esta enfermedad, esperes al desagradable final natural de la infección en vez de usar antibióticos que pueden volverla más resistente.
Linfogranuloma Venéreo (LGV)
Al parecer, esta enfermedad puede causar infecciones muy severas. Es causada por cepas poco usuales de Chlamydia Trachomatis y empiezan produciendo un tipo de grano, ampolla o úlcera genital temporal para luego invadir todo el sistema linfático del cuerpo.
La infección en el recto puede confundirse con una enfermedad intestinal inflamatoria y producir distintas anomalías crónicas en el colon y en el recto como fístulas y contracciones dolorosas.
Estos linfogranuloma se ha vuelto muy común en Europa y en Estados Unidos y Canadá y se asocia con comunidades homosexuales y bisexuales. Como pasa con la clamidia, esta enfermedad puede, además, aumentar el riesgo de contraer VIH/SIDA.
El uso de preservativos durante el sexo vaginal o anal puede reducir el riesgo de contagio, mientras que tratar el LGV puede requerir de antibióticos, como la doxiciclina.
Con información de Noticieros Televisa
FV