Empecemos por admitir que no siempre existe una relación directa entre la cantidad de extranjeros en una liga y la producción de talento local en la misma.

Francia, España, Alemania e Inglaterra, no sólo poseen hoy cuatro de las mejores ligas, sino también cuatro de las selecciones más rejuvenecidas y posibilitadas para convocar nuevos elementos.

El caso inglés resulta en especial curioso, toda vez que la Premier League se ha mantenido como uno de los certámenes más cargados de foráneos (en algunos años, hasta casi el 70 por ciento de sus planteles), a lo que debe añadirse que la mitad de quienes militan en su segunda división no son convocables.

No obstante, durante la recién concluida eliminatoria europea, Inglaterra presentó alineaciones con un promedio de 23 años. Una revolución que promete continuar a la vista de la edad de varios titulares actuales en Arsenal, Chelsea, Manchester United, incluso en los dominadores de los últimos años Liverpool y Manchester City.

Refutado ese vínculo automático entre pocos extranjeros y mucho éxito en el trabajo de cantera, vale la pena analizar la voluntad de Gerardo Martino, entrenador tricolor, de disminuir ese porcentaje en la Liga Mx.

Y es que, más allá de las cifras, cada modelo es diferente. Por ejemplo, en Francia todo está ideado para que si surge un Kylian Mbappe (o Anthony Martial, Tanguy Ndombele, Kingsley Coman, Ousmane Dembele) sea visto, consumado y debutado a tiempo, mientras que en México las condiciones son poco propicias, por decir lo menos. Ya es un problema lo poco que generamos, a lo que se añade lo poco que detectamos (o lo tarde que lo hacemos) y las trabas que ponemos para aprovecharlo: por carecer de formadores, por redes de corrupción que exigen dinero a quien de ninguna forma está en posición de pagarlo, por proyectos más basados en la urgencia que en la persistencia. Eso último ha crecido con los torneos cortos, donde la mediocridad es mejor negocio que la astucia, el chambismo prefiere recargarse en un veterano sudamericano que en una esperanza nacional.

Luego está el síndrome del tapón. ¿Qué pasaría si en una universidad no avanzaran de semestre los alumnos, en la medida en que los de mayor edad no se graduaran? Un embotellamiento digno de viernes de quincena, falta de movilidad y motivación, estructuras enmohecidas, cerebros estancados y desperdiciados. Eso, precisamente, acontece en nuestro futbol, precipitado en parte por las decenas de extranjeros a menudo de bajísimo nivel.

En las grandes ligas europeas también se obstruye la evolución natural del canterano (como caso paradigmático, el Real Madrid, donde es raro que triunfe alguien fabricado en casa), aunque de alguna forma logra fluir. En México no hay por dónde.

Por ello, antes de analizar las cifras de extranjeros y debuts en las potencias, admitamos que lo de la Liga Mx no funciona. No cuando nuestra selección se habitúa a alargar el proceso de sus escasos cracks hasta cuatro o cinco Mundiales, señal de que simplemente carece de relevos.

Twitter/albertolati

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