@guerrerochipres

No hay futuro empresarial sin futuro institucional así que, con independencia de las diferencias partidarias e ideológicas, los representantes más convencionales y reales del sector privado ratificaron que al país y a sus economías le es mucho más relevante el acuerdo que el antagonismo.

Los empresarios evolucionan sus posiciones y ahora reconocen que existen “discusiones ociosas” sobre el supuesto o real “estancamiento” o la calidad técnica o política de la “desaceleración” o la “recesión económica”, para no hablar del “subejercicio” y otras verbalizaciones que abonan al pasado de la que fue una relación adversaria inicial con el nuevo régimen.

De quienes representan al 80% del capital nacional contra el 20% que es movilizado como parte del erario, el capital público que detona pero no determina el desarrollo surge un nuevo consenso y una nueva mayoría empresarial.

Ésta buscó y consiguió el abrazo del Estado, específicamente, del jefe del Poder Ejecutivo federal, para quien es necesario reiterar: “no tenemos ninguna diferencia con el sector empresarial, al contrario, hemos procurado mantener muy buenas relaciones y agradezco que estén actuando con mucha responsabilidad”.

El negocio legal y legítimo que requiere el país pasa por la reorganización del vínculo del poder político y el poder económico.

El mismo día que el representante del Banco Mundial, David Malpass, visita México y se reúne con el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya está en la bolsa del mandatario el resultado de los acuerdos indispensables para desmontar las incertidumbres que constantemente reivindican los empresarios en privado… aunque ya muchos de ellos tengan contratos en Santa Lucía.

El Plan de Infraestructura entre el Gobierno federal y el sector privado, en la ceremonia encabezada por el presidente López Obrador, siendo acompañado por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Santillán Lomelí, y el otro Carlos indispensable de todos los acuerdos, Slim, recuerda una lección histórica de los regímenes mexicanos desde que, en relación con ellos desde al menos 1874, cuando se fundó la Canaco, el vínculo con el Jefe del Estado es un activo cuyo valor es inestimable.

Aunque persisten voces empresariales que discuten sobre “contradicciones” o “austericidio”, el arreglo, el nuevo capítulo de su construcción, gana terreno conforme circulan los contratos.

La nueva apertura del régimen actual agrega obsolescencia a las críticas que van desmoronándose a partir de los acercamientos en que el responsable de enlace empresarial de la presidencia, Alfonso Romo, la titular de Economía, Graciela Márquez, así como el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, han venido entretejiendo.

Los 147 proyectos serán desarrollados en lo que resta de la administración y se apuesta por su efecto positivo sobre la recuperación del crecimiento. En una de las animadas mesas de este martes un empresario líder en su ramo presume contemplativo: “nunca pensé estar tan cerca de López Obrador: tiene razón”.