Donald Trump se convirtió ayer en el tercer presidente de Estados Unidos que tendrá que enfrentar un juicio político, luego que la Cámara de Representantes lo acusó formalmente de abuso de poder y obstrucción al Congreso, un momento histórico que inflama la tensión partidista en un país fuertemente dividido.

 

La Cámara Baja, liderada por los demócratas, aprobó el artículo de destitución por abuso de poder en una votación de 230 contra 197; y el de obstrucción al Congreso por 229 a 198.

 

Ambas votaciones reflejaron casi perfectamente la división entre los legisladores republicanos que apoyan al Gobierno y la oposición demócrata.

 

La votación prepara el terreno para un juicio el próximo mes en el Senado, en el cual representantes actuarán como fiscales. La Cámara Alta, que será el jurado, está controlada por los republicanos, que han mostrado poco interés en destituir a Trump.

 

Ningún presidente ha sido destituido según los términos de la norma constitucional en 243 años de historia de Estados Unidos. Para que ocurra se necesitan los votos de dos tercios del Senado, es decir, que al menos 20 republicanos voten junto a todos los demócratas.

 

La líder demócrata de la Cámara de Representante, Nancy Pelosi habría dicho que “si no actuamos ahora, estaríamos renegando de nuestro deber. Es trágico que las acciones imprudentes del presidente hagan necesaria la acusación”.

 

 

“NO HAY DELITO”

El presidente Trump declaró que no está preocupado por el resultado de la votación en la Cámara de Representantes, donde aprobaron los cargos en su contra, porque es el “primer juicio político, donde no hay delito”.

 

El mandatario respondió inmediatamente al resultado de la votación de la Cámara de Representante a través de un discurso durante un acto de campaña en Michigan, en el cual aseguró que confía en la bancada republicana en el Senado para desechar esa medida.

 

Trump afirmó que se ha convertido en el primer presidente en la historia de EU llevado a juicio sin un delito qué perseguir. El mandatario se mantiene firme a su postura de que no ha hecho nada malo y está en contra de desvirtuar procesos políticos como el impeachment.

 

Además, externó su preocupación porque, a partir de hoy, “cualquier presidente puede hacer una llamada y ser enjuiciado”, haciendo referencia a la llamada que Trump sostuvo con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.

 

 

¿POR QUÉ EMPEZÓ TODO?

El republicano Trump enfrenta un proceso de juicio político tras la queja de un denunciante anónimo sobre una llamada telefónica en la que el mandatario estadounidense habría presionado a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para que investigara a su rival demócrata Joe Biden. Ello, a cambio de ayuda militar millonaria para Kiev. Un “quid pro quo”, un favor por otro.

 

 

Hace historia como el tercer Presidente de EU procesado

En la historia de Estados Unidos, solo dos presidentes han enfrentado un juicio político de manera formal (Bill Clinton y Andrew Johnson). Richard Nixon renunció antes de la votación.

 

En 1998, los Representantes iniciaron el procedimiento en contra de Clinton después de la polémica por su relación con la pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky, bajo los cargos de perjurio y obstrucción de la justicia. El Senado absolvió a Clinton de ambos cargos.

 

El juicio político a Johnson, en 1868, obedeció a la disputa entre el Presidente y la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, sobre la reconstrucción del país después de la Guerra Civil.

 

El detonante fue el intento de Johnson de despedir al secretario de Guerra Edwin Stanton. La Cámara Baja votó para iniciar el procedimiento el 3 de marzo de 1868. Tres días después, el Senado comenzó el juicio formal, pero no pudo obtener los votos.

 

El caso del republicano Richard Nixon sucedió en 1973, cuando el Comité Judicial de la Cámara Baja inició una investigación relacionada con el caso Watergate. Por su papel en el encubrimiento del espionaje en las oficinas del Partido Demócrata (en el complejo de edificios Watergate, en Washington), Nixon fue acusado de obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso, pero renunció antes de las votaciones.

 

 

¿QUÉ PASA DESPUÉS?

La figura de juicio político en Estados Unidos es un mecanismo excepcional para un régimen electoral; según la figura jurídica: a un mandatario electo se le puede destituir a través de un proceso constitucional que se lleva a cabo en el Congreso.

 

La Cámara de Representantes se erige como investigador y fiscal, mientras que el Senado hace las veces de jurado y juez, según establece la Constitución de Estados Unidos.

 

Una vez aprobados los artículos, el Senado -liderado por los republicanos, afines al mandatario-, llevará a cabo un juicio presidido por el presidente de la Corte Suprema, quien en este momento es John Roberts, un representante de George W. Bush que ha jugado un papel fundamental.

 

Ya en la Cámara Alta se requieren los votos de dos terceras partes de las curules. Los republicanos han sugerido que buscarán un juicio corto y sin testigos.

 

 

 

 

fahl