Los recientes y devastadores incendios ocurridos en parte de Australia han acabado con más de 10 millones de hectáreas y cobrado la vida de al menos mil millones de animales, como mamíferos, aves y reptiles (las estimaciones no contemplan a insectos, ranas y otros invertebrados); el koala es uno de los más afectados.
Un comunicado oficial de la Fundación Australiana del Koala publicado en mayo de 2019 informó que para ese momento la región contaba con menos de 80 mil koalas; tras los incendios, se han reportado alrededor de 30 mil de estos animales muertos o heridos.
Especialistas mencionan que muchos de los sobrevivientes podrían morir posteriormente por la falta de alimento y refugio ante la pérdida de sus hábitats. Por ello, el ministerio de Energía y Ambiente de Nueva Gales del Sur inició un operativo que consiste en lanzar cientos de kilos de alimentos desde helicópteros.
Ya que los koalas deben recorrer grandes distancias por el suelo, son muy vulnerables al ataque de lobos, perros, zorros o a ser atropellados. La mayoría de los árboles que se pierden en los incendios son eucaliptos, de los cuales se alimentan.
David Phalen, profesor de Ciencia en la Universidad de Sídney explicó que cuando las temperaturas son superiores a 40ºC y el clima es seco, la humedad en las hojas disminuye, lo cual complica su capacidad para encontrar agua y puede provocar la muerte.
Se informó que el fuego ha consumido más de un tercio de isla Canguro, donde habitan dos especies en riesgo de desaparecer: la cacatúa lustrosa negra, de la cual se había logrado aumentar su población en la zona a 350 ejemplares durante 20 años, y el ratón marsupial conocido como dunnart.
Cabe destacar que la Isla Canguro es el único lugar en Australia donde la población animal está libre de clamidia, una infección sexual transmisible y que es fatal para los koalas. Casi la mitad de la Isla ha sido devastada y al menos 80% de su hábitat quedó calcinado.
Aumentan las amenazas
Dentro de la isla Fernandina, en Galápagos, entró en erupción el volcán La Cumbre; la zona posee únicas e innumerables especies terrestres y marinas, animales y vegetales.
Aunque Fernandina no es habitada por humanos, su valor ecológico es muy alto, ya que cuenta con ecosistemas que albergan especies endémicas como iguanas terrestres y marinas, culebras, ratas, cormoranes no voladores, pingüinos, entre otros, señaló el Parque Nacional Galápagos.
Se reportó que el rojo intenso de la lava, que fluyó hacia el mar, fue visto por guardaparques y turistas cercanos; la isla es la más joven del archipiélago. La Cumbre tiene mil 476 metros de altura y finalizó su último proceso eruptivo en junio de 2018.
LEG