Serán aliados, pero hay condiciones.

Hoy lo saben muy bien los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT).

Jugadores del beneficio personal de sus dirigentes, respectivamente la familia González Martínez y Alberto Anaya, no tienen todas las consideraciones.

Digámoslo en el vulgar argot político:

-No tienen cheque en blanco.

¿De quién?

De ya saben quién.

He aquí la historia:

La sociedad está cansada de tener partidos parásito, organizaciones políticas muchas veces sin base social pero con altos costos económicos para el erario.

Prerrogativas, les llaman, y las entrega el Instituto Nacional Electoral (INE) conforme un cálculo constitucional muy específico.

Este año se reparten cinco mil 239 millones de pesos para las llamadas actividades ordinarias y, lo peor, sin ser año electoral.

Como los votos son base de los cálculos, el más beneficiado es el gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En aras de generar simpatías pero sobre todo debilitar a una oposición en la penuria, se ordenó a Yeidckol Polevnsky renunciar a 75% de de ese dinero.

Promesa sin efecto.

VERDE Y PT EN PROBLEMAS

Hoy el tema son los otros aliados.

El Partido del Trabajo (PT) olvidó con facilidad cómo el Revolucionario Institucional (PRI) de Manlio Fabio Beltrones le salvó el registro en una elección extraordinaria en Aguascalientes.

Su misión es estar con el poder y por lo tanto el eterno dirigente petista Alberto Anaya está uncido a Morena y en concreto al Presidente.

Como débil aliado, es de suponerse, debe votar siempre conforme a las instrucciones superiores para mantener la gracia y el reparto de poder.

Una de esas órdenes era votar por la reducción de las prerrogativas a cada uno de los partidos en por lo menos 50%.

Pero PVEM y PT se indisciplinaron: votaron en contra.

Ya fueron llamados a cuentas sus dirigentes y Mario Delgado subirá en la Cámara de Diputados una nueva moción con ese objetivo.

Con un elemento nuevo: la advertencia en vuelo Monterrey-México o en Palacio Nacional los obliga a, la próxima vez, pasar la iniciativa so pretexto de recibir la condena pública en una mañanera.

Allá ellos si retan, pero ya no debe quedarles duda:

-Están obligados a votar contra sus propios intereses si quieren seguir aliados a Morena y recibir algunas migajas de poder.

Y si no, en las elecciones de 2021 ya saben su destino: verán disminuidas sus representaciones en prerrogativas y cargos públicos.

El vacío, pues.

LOS TEMORES DE REGRESIÓN

Más allá de su comportamiento individual, ayer estuvieron todos los aliados partidistas en Palacio Nacional.

Los llevó Ricardo Monreal y conocen perfectamente la agenda del Senado de la República para el próximo período ordinario de sesiones.

Les costó trabajo ingresar por los plantones, huestes identificadas con el partido en el poder, pero fueron tomados en cuenta y para ellos eso basta.

El atorón permitió dialogar con el coordinador senatorial y lo rescatable es la promesa de no avalar reformas regresivas, como teme la sociedad.

En especial están los riesgos de las garantías individuales, los embargos de oficio por la amenazante Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la libertad de expresión.

Más vale estar vigilantes.

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