@guerrerochipres

En materia de violencia y seguridad los datos más duros no son siempre los números, sino los que resultan de las experiencias individuales o colectivas de victimización.

¿Cuántas veces hemos sido víctimas, cuántas hemos escuchado de otros que lo fueron, cuántas solamente hablamos de ello sin serlo?

En una reunión con la participación de la presidencia nacional de la Canacintra, pregunté cuántos habían sido víctimas de algún delito en los últimos cinco años y la cuarta parte de los casi cuarenta empresarios presentes levantó la mano.

Luego requerí la misma respuesta de quienes lo fueron el último año y una persona respondió afirmativamente.

Por supuesto, ese sondeo improvisado carece de rigor metodológico pero es curioso si se considera que ocurrió casi inmediatamente después de críticas generalizadas a la política nacional de seguridad, realizadas en aquella comida en la sede de esa cúpula empresarial, y se contrastó con un balance más cuidadoso luego del diálogo.

Pregunté si era válido pensar que la tendencia a responder que la situación “está peor que antes” podría estar siendo impactada por un sesgo por la distancia respecto del partido que llevó al poder nacional a Andrés Manuel López Obrador o en la capital nacional a Claudia Sheinbaum.

Se inició un amigable debate que consideró racionalmente esa probabilidad. Por supuesto, el tema de la seguridad es el tema uno de la agenda nacional y lo es con independencia de debates acerca de la construcción de un sondeo, una opinión, un argumento, un estudio.

De ahí que, este lunes, cuando se presentaron las instalaciones de la agencia Modelo Especializada en Delitos Sexuales en la Fiscalia General de Justicia, encabezada por Ernestina Godoy, cuando la jefa de Gobierno tocó el punto de datos, realidades y denuncias, advirtió puntualmente del fenómeno al que aludo: realidades y datos que son representaciones de ellas.

Sheinbaum reconoció, primero, que ha habido un aumento en las denuncias ante el Ministerio Público, de 2019 respecto de 2018, de 20%; y, segundo, que la medición y evaluación de las realidades será, particularmente en el caso de la seguridad, algo más complejo si se quiere tener una visión realista.

Señaló que no es posible determinar con absoluta certeza si es que existen más delitos o hay más disposición para denunciarlos y atenderlos.

Queda claro que a este Gobierno no le interesa simular o maquillar realidades para proyectar un mensaje de mejora donde no existe.

También es manifiesta la influencia que movimientos y organismos sociales, activistas, las propias autoridades y los medios de difusión, han tenido para potenciar la probabilidad de que existan más denuncias de las que antes había.

Es ésta, y qué bueno, una ciudad dispuesta a dialogar con la complejidad y combatir institucional y operativamente los problemas.

De ahí que podríamos reconocer que la nueva agencia de la FGJ tiene enorme oportunidad y compromiso de ser útil.