Foto: Archivo 24 Horas  

La reforma constitucional para crear la guardia nacional se concretó en 2019 y el once de mayo pasado tuvo una modificación que consistió en que el presidente publicó un acuerdo para utilizar al ejército, la marina y la fuerza aérea en tareas de seguridad pública. Lo que hizo el presidente López Obrador fue ejercer la atribución que le otorgó el Congreso. La ejerció porque en México realmente la violencia ha ido hacia arriba.

 

Hay que recordar que la historia nos dice que en los últimos 50 años la militarización, sobre todo en América Latina y algunas regiones de Europa, ha sido utilizada por los gobiernos civiles, cuando no han podido paliar ciertos problemas que tienen, principalmente problemas de seguridad pública.

Hugo Páez, Maestro en Política Criminal y Seguridad, afirmó lo anterior en la Ponencia en Webinar: Los riesgos de la militarización de los gobiernos, organizada este jueves por la Udlap Jenkins Graduate School, a propósito de la conversación pública debida “a que el pasado once de mayo la presidencia decretó un acuerdo para que los militares hagan labores extraordinarias de seguridad pública. Se les está pasando un problema del que difícilmente podrán salir bien librados. Hacen tareas civiles, refuerzan a la guardia nacional y a los pocos que quedan no les va a alcanzar el número, el ni tiempo”.

 

El también Maestro en Telecomunicaciones por el TEC de Monterrey realizó un recuento
los movimientos militares en América latina en las últimas décadas, en países como El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Colombia, República Dominicana, Paraguay, Guatemala, Argentina, Honduras, Cuba, Chile, Haití, entre otros.

 

Hugo Páez dijo que en este panorama los ejércitos han sido determinantes en la vida de esos países. Explicó que “la militarización se da por razones como mantener el poder o por la incapacidad de la administración civil. Se acude a los militares porque su estructura es la más organizada, por su disciplina. Y hay gobiernos que echan mano de esa estructura militar. Pero la mayoría de las veces esto es malo para los militares. por el impacto político que esto acarrea”.
 

Habló de lo que está pasando en México, “y que algunos analistas definen como militarización, y que veo que sí tiene algunas característica de que las fuerzas armadas, la marina y la fuerza aérea realicen actividades propias de la sociedad civil, o lo que le debería de competer al gabinete del actual gobierno. En la Constitución de México se escribe que los militares no pueden tener ninguna actuación en la vida civil, ni en las calles, ni labores policiacas en tiempos de paz. Eso dice la Constitución de 1917. Estamos ahora sacando a los militares de su vocación original. En México el Ejército sobre todo está muy bien evaluado. En una encuesta reciente el 78 por ciento de los entrevistados dijo que estaba de acuerdo en que el ejército realice tareas de seguridad pública durante los próximos cinco años. Porque sencillamente la violencia en su barrio, en su ciudad, en su Estado, ha aumentado y los ciudadanos quieren que alguien les proporcione seguridad”.

 

En México el ejército está con 50 puntos de confianza,  pero de Argentina a Venezuela baja confianza en el ejército. En Venezuela se tiene un 19 por ciento de confianza en las fuerzas armadas contra 62 por ciento de Uruguay. La entrada del ejército a hacer tareas de seguridad pública en México cuando menos tiene el palomeo de los ciudadanos.

 

El Director General de Literal México, plataforma de Comunicación y Análisis Político, añadió que en “Latinoamérica estamos hablando de gobiernos militares y dictaduras. Noriega, Pinochet, Videla, Stroessner. Necesitamos puntualizar de estas dictaduras y estados policiacos ahora ya son una mezcla de ambos, como en Hong Kong, donde sale a la calle una policía militarizada. Lo grave es que cuando la gente se siente segura está de acuerdo, como en China, donde ha habido una serie de dictaduras. Es un fenómeno como el mexicano, donde la gente está contenta mientras los militares no se excedan. Ahora con el coronavirus sucedió algo muy importante. Mientras en otros países el ejército metía a la gente a fuerza a sus casas, en México no sucedió”.

 

 

Hugo Páez señaló que a tal grado fracasó la estrategia de Felipe Calderón, que en el gobierno de Enrique Peña Nieto cambió la estrategia, aparentemente bajó la militarización, pero los puertos pasaron a manos de la Marina, pero no pasó nada, no hubo grandes decomisos. No se frenó la corrupción, a tal grado que en la presente administración han regresado a los militares. Pero ahora andan en diversas tareas. Entre ejército y marina no pasan de 260 mil elementos. 200 mil son SEDENA y los demás son Marina.  Ahora les empiezan a dar tareas civiles, construir el aeropuerto “Felipe Ángeles”, sucursales del Banco de Bienestar, atomizando a esta fuerza. Se elimina la Policía Federal, otros pasan a la Guardia Nacional, y ésta fracasa, considerando que el once de mayo pasado se decretó que el ejército haga labores de fuerza pública”.

 

“Con la militarización de los países se pierde la naturaleza de las fuerzas armadas, de vocación castrense.  La fuerzas armadas le han costado y le cuestan mucho a México, y los estamos involucrando en tareas que no les competen. La reforma a la Constitución de 2019 para la creación de la Guardia Nacional somete a las leyes civiles la actuación de  los militares en las calles. Esto le abre la puerta a los criminales que denuncian militares,  los graban, los hacen parecer represores, crean todo un ambiente de denuncia, lo que provoca animadversión contra ellos, debilitan la credibilidad del ejército mexicano”, concluyó.

 

DAMG