La Corte Suprema de Estados Unidos se negó el lunes a interponerse en la decisión del gobierno de Donald Trump de reanudar las ejecuciones federales el 13 de julio después de una pausa de 17 años.
El máximo tribunal estadounidense declinó considerar una apelación sobre el método de inyección letal elegido por la administración republicana.
A menos que otro recurso sea más exitoso, Estados Unidos debería ejecutar el 13 de julio a Daniel Lewis Lee, un defensor de la supremacía blanca sentenciado en 1999 a pena de muerte por el asesinato de una pareja y una niña de ocho años.
La madre de una de las víctimas solicitó a Donald Trump que concediera su indulgencia al condenado. Sin embargo, el presidente aún no decidió considerar la petición.
Trump, que se postula para la reelección en noviembre, regularmente pide un mayor uso de la pena capital, particularmente para los asesinos de policías o para narcotraficantes.
El apoyo a la pena de muerte ha descendido entre los estadounidenses, ya que actualmente solo un 54% está a favor de su aplicación, en comparación con alrededor del 80% expresado a principios de la década de 1990. Solo un puñado de estados, especialmente en el sur conservador, todavía la utiliza.
En 2019 se registraron en Estados Unidos 22 ejecuciones de reos.
La mayoría de los delitos se juzgan a nivel de los estados, pero los tribunales federales suelen ocuparse de los actos más graves (como ataques terroristas, crímenes racistas…) o los cometidos en bases militares o en reservas indígenas.
AR