Grzegorz Myszak, agricultor polaco y padre de cinco hijos, tiene claro por qué votará el domingo por el jefe de Estado saliente Andrzej Duda en la segunda vuelta de las presidenciales, en las que se enfrentará al alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski.

Apoyado por los conservadores nacionalistas de Derecho y Justicia (PiS), el presidente saliente prometió defender los beneficios sociales impulsados por esta formación y ha llevado a cabo una campaña política dura y especialmente violenta contra lo que él llama la “ideología LGBT“.

“Votaré por Duda, está claro. Tengo cinco hijos y recibo 2.500 zlotys (moneda polaca, que al cambio son 560 euros o 631 dólares). Es como si mi esposa trabajara fuera de casa pero así puede ocuparse de la familia”, explica Myszak a la AFP, en su granja al sureste de Polonia.

Este hombre de 41 años trabaja también en el ayuntamiento del pueblo y cría cerdos para garantizar a su familia una “vida cómoda”. Forma parte de los electores del campo que votan masivamente por Duda. Myszak teme que si gana Trzaskowski se produzca una “cohabitación agitada” con el gobierno PiS y una posible parálisis legislativa.

Partidario de valores tradicionales, cree también que la victoria del adversario de Duda puede abrir la puerta a la educación sexual en las escuelas o a una mayor tolerancia para parejas homosexuales.

El hombre explica que cree haber conocido a un homosexual en su vida, pero afirma que ya se fue del pueblo hace tiempo.

En esta región muchos comparten su opinión, sobre todo en el pueblo donde nació Myszak, en Godziszow, donde Duda obtuvo el mejor resultado a nivel nacional, con un 86% de los votos a favor, en la primera vuelta.

“Al fin” apreciados

Según los sondeos, Duda y Trzaskowski, ambos de 48 años, están muy igualados en intenciones de voto.

Pero los analistas creen que Duda y sus aliados populistas han sabido ganarse el apoyo de los electores del campo, que se han beneficiado bastante de los programas sociales del PiS, que se suman a 16 años de generosas ayudas agrícolas y al desarrollo en el seno de la Unión Europea.

“Estamos felices de que alguien al fin nos aprecie y se dé cuenta de nuestros logros y potencial”, dice Magda Ciupak, de 33 años, profesora de inglés y madre de dos niños, que dirige una granja con su marido y está a cargo del consejo comunal Godziszow.

“El PiS lo ha entendido, cuando otros nos consideraban como retrasados e ignorantes”, agrega.

Y aunque Rafal Trzaskowski se haya comprometido a mantener las ayudas familiares y a las pensiones de los jubilados, los sondeos muestran claramente que en el campo de Polonia Duda sigue siendo la mejor opción de los electores.

Todo ello en esta época de incertidumbre debido a la pandemia del nuevo coronavirus, que hundió a Polonia en la primera recesión tras la caída del comunismo hace 30 años.

En su campaña, Duda se ha presentado como un muro de contención frente a aquello que muchos consideran una amenaza de los valores familiares dirigida por las élites que viven en las ciudades.

Impulsadas por el PiS, las autoridades locales de un tercio del país, mayoritariamente las de las regiones rurales del sureste, se proclamaron en 2019 “zonas libres de LGBT”, en reacción a una declaración de los derechos de la comunidad LGBT firmada en Varsovia por Rafal Trzaskowski.

Amnistía Internacional y el Parlamento Europeo, entre otros, han condenado la creación de estas zonas. Según activistas, Duda y los partidarios del PiS intensificaron su retórica homófoba en vísperas de las elecciones, lo que crea una tensión que impulsa a algunas personas a salir del país.

Vida “en peligro”

Iwona Serewa, una lesbiana de 27 años y directora de Wyrko, la única discoteca LGBT+ de la ciudad de Lublin, en esta región del sureste de Polonia, no se hace ilusiones de cara al futuro si Duda es reelegido.

“Si logra su segundo mandato, ya nos podemos olvidar de mejores condiciones para el colectivo LGBT+”, dice a la AFP.

Hubert Liszewski, un estudiante homosexual de 23 años de Lublin, cree que las elecciones son cruciales para su futuro.

Desde 2017 ha sufrido dos agresiones homófobas, una de ellas por parte de un grupo de extrema derecha. Terminó en el hospital con una pierna rota y heridas en el rostro.

“Si Duda gana, nada cambiará y me iré para evitar agresiones. Hablando claro, mi vida está en peligro”, dice.

 

ICA