“Señora y Madre nuestra, María de Guadalupe, consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia mundial”, dijo ayer en su homilia el arzobispo primado de México Carlos Aguiar Retes, en la Basílica de Guadalupe.
Esto luego de la reapertura de los templos religiosos en la capital del país, en el marco del Semáforo Epidemiológico Naranja por el Covid-19, luego de más de tres meses de permanecer cerrados para evitar aglomeraciones que pudieran potenciar los contagios.
La Arquidiócesis Primada de México informó que los templos que reabrieron en la capital del país se encuentran en colonias con semáforo epidemiológico en color naranja, mientras que en aquéllas colonias consideradas como foco rojo debido al alto número de casos activos no se abrieron las iglesias.
Cabe recordar que los templos religiosos sólo puede abrir con uso obligatorio de cubrebocas, toma de temperatura a la entrada del templo y un aforo máximo de 30%, lo cual se notó en los espacios vacíos en todas las bancas de las iglesias, donde las personas se sentaron en los extremos, dejando los lugares de en medio sin ocupante.
En el caso de la Catedral Metropolitana, donde el obispo auxiliar Salvador Gonzáles fue el encargado de celebrar la eucaristía, fueron elementos de la Guardia Nacional los encargados de mantener el orden a las puertas del templo, que sólo permitió un aforo del 20%.
Incluso los sacerdotes que oficiaron las misas portaron cubrebocas en todo momento, sobre todo al repartir la hostia, parte del rito de la comunión, que debido a la pandemia ya no se coloca directamente en la boca del fiel, sino que se entrega en la mano de éste.
Además, agilizando el proceso, las ceremonias sólo tuvieron una duración de media hora, con el objetivo de que las personas permanecieran el menor tiempo posible al interior de los templos. /
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