Guadalajara, Jalisco, julio 28 de 2020.- En México, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSA), se registran alrededor de 24 mil casos anuales de hepatitis viral y se calcula que tres cuartas partes de esta cifra corresponden al conocido como tipo A, el cual se ocasiona por el consumo de alimentos o agua contaminados con el virus de la hepatitis A o que fueron preparados por alguien que presenta infección activa del mismo virus.
La hepatitis viral es una inflamación del hígado que es comúnmente ocasionada por los virus de la hepatitis; sin embargo, también puede ser originada por diversos motivos como el consumo de sustancias tóxicas o alcohol, el uso de drogas o el padecimiento de una enfermedad autoinmune.
En el marco del Día Mundial de la Hepatitis, la Dra. Irma Luisa Ceja Martínez, Gerente Médico de Endocrinología y Nutrición de Grupo PiSA, explicó que existen diferentes tipos de hepatitis y la importancia de llevar un tratamiento.
“Dependiendo del tipo de hepatitis, esta se puede remitir en forma espontánea sin dejar secuela, pero en el caso de la hepatitis B y C, si no es identificada a tiempo puede evolucionar hacia una cirrosis o un cáncer de hígado. De ahí la importancia de la detección oportuna identificando síntomas como la ictericia: coloración amarillenta en la piel y los ojos, orina oscura, falta de apetito, vómitos, náuseas y dolor abdominal”, aseguró Ceja Martínez, médico especialista en Medicina Interna.
Ceja Martínez también explicó que existen personas que pueden desarrollar hepatitis sin presentar síntomas y en esos casos el diagnóstico se hace como un hallazgo cuando se realizan estudios de la función hepática o la enfermedad ya está ya se encuentra en un estado muy avanzado.
Por otra parte, la hepatitis B, al igual el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), se puede transmitir por entrar en contacto con fluidos corporales o sangre de una persona que ya tiene esta enfermedad. El virus de la Hepatitis B es de 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH y por lo tanto más contagioso.
En nuestro país la SSA estima que el 3.6% de la población podría estar infectado con hepatitis tipo B.
La tipo C, al igual que la hepatitis B, se contagia por el contacto con la sangre. Estos dos tipos de virus, constituyen un problema considerable de salud en México y el mundo pues, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 325 millones de personas se ven afectadas por esta enfermedad que deriva en 1.4 millones de muertes al año.
Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió el lema “Por un futuro sin hepatitis” para crear conciencia acerca de la importancia de prevenir la hepatitis B por medio de la aplicación de la vacuna segura y efectiva que debe ser aplicada en tres dosis: al nacer, a los 2 meses y un refuerzo posterior a los seis meses.
En este contexto, la Dra. Irma Ceja, quien también es integrante del Colegio de Medicina Interna de México (CMIM), comentó que también existe la vacuna contra la hepatitis tipo A pero no está incluida en la cartilla nacional de vacunación. “Es deseable aplicarla ya que en México la hepatitis se adquiere con frecuencia en edad preescolar y en un quince por ciento de los casos puede ser una enfermedad de evolución prolongada “.
Para finalizar, la especialista en medicina interna puntualizó la importancia de detectar a tiempo las infecciones en el hígado, pues la hepatitis C y B son condiciones de salud crónicas que cuando son detectadas de manera oportuna puede modificarse la enfermedad para que no evolucionen a cirrosis y cáncer.
“Las hepatitis provocadas por los virus D y E son menos comunes, ya que la D sólo se puede transmitir a aquellos que ya fueron infectados con la tipo B; y la hepatitis E es una infección de menor riesgo que se da por consumir agua contaminada, para la mayoría de las personas no supone un riesgo mayor y se pueden recuperar en un plazo de 4 a 6 semanas. Sólo las mujeres embarazadas pueden estar en grave peligro si contraen esta enfermedad” enfatizó la Dra. Ceja Martinez quien además recomendó llevar una buena alimentación y buena higiene, evitar la automedicación, vacunarse de forma oportuna y en caso de sospechar que se tiene unos síntomas o riesgo de haber contraído una hepatitis, acudir al médico para una revisión exhaustiva.
TFA