En Portland, Oregón, en Estados Unidos, donde las protestas contra el racismo han llegado a ponerse violentas, una alpaca se destaca entre la multitud para bendecir tanto a manifestantes como a las fuerzas del orden con abrazos.

La llama lanuda de seis años se ha convertido en un personaje habitual en la ciudad, extendiendo su largo cuello para acariciar con su hocico a los activistas de Black Lives Matter y a los agentes de la ley que lo rodean para tomarse selfies con él.


El animal nació en Argentina y fue campeón en exhibiciones de animales. Con su metro 76 de altura y 158 kilogramos, César es inusualmente amistoso para ser una llama, lo que lo hace un pacifista natural, afirma su dueño, Larry McCool, que dirige la granja Mystic Llama en Jefferson, Oregón.

Puede que César no hable, pero sabe más de lo que parece, dijo McCool. Eso quedó claro el 9 de junio cuando 5 mil personas se acostaron o arrodillaron en un puente cerca del centro de Portland durante casi nueve minutos de silencio en honor a George Floyd, un hombre negro que murió el 25 de mayo luego de que un policía blanco presionó la rodilla contra su cuello.

“César se quedó quieto (…), comprendió el momento. Comprendió la importancia de lo que estábamos haciendo”, recordó McCool. “(Él) no se movió ni un centímetro en todo ese rato”.

El camélido guía a todos a un camino más alto con sus presentaciones en varios mítines de justicia social, dijo McCool, mientras la llama posaba para fotos cerca de un monumento a los afroamericanos víctimas de la violencia policial.

kc