Si quieren acabar con el problema –le dijo un senador estadunidense a los directivos de HSBC esta semanal– les sugiero dejar de ofrecer servicios que involucren dólares en México.

 

Más de 80 filiales del banco en todo el mundo tienen cuentas en HSBC Estados Unidos, lo que les provee acceso al sistema financiero de esa nación para hacer válidas las transferencias electrónicas, poder cambiar cheques en dólares, vender y comprar la moneda estadunidense en las sucursales y otros servicios.

 

De acuerdo con fuentes del Senado de Estados Unidos, si los directivos de la institución financiera los escucharon, en este momento deben estar investigando a fondo su filial mexicana y a algunos empleados.

 

Y considerando seriamente cancelar la cuenta de HSBC México en EU.

 

Herencia tóxica

 

HSBC México ilustra el hecho de que abrirle una cuenta a una filial en Estados Unidos para brindar servicios en dólares incrementa el riesgo de lavado de dinero, explica en el reporte US Vulnerabilities to Money Laundering, Drugs and Terrorist Financing: HSBC Case History, el subcomité permanente de investigaciones del Senado de Estados Unidos.

 

La investigación, que liberaron el lunes pasado y que desató un escándalo mundial, y que en este país trata de minimizarse, recuerda que HSBC México fue creado cuando HSBC Group compró el banco mexicano Bital.

 

Eso nos lleva, según la investigación, a la raíz del problema. Lo que hay que cortar. La herencia de Bital.

 

En noviembre de 2002 HSBC adquirió el quinto banco más grande de este país, Banco Internacional, por mil 100 millones de dólares. En esos días, Bital apenas y tenía seis millones de clientes y 15 mil 400 trabajadores.

 

La adquisición incrementó significativamente la presencia de HSBC en México, que ahora cuenta con más de mil 100 sucursales, más de dos mil millones de dólares administrados, más de ocho millones de clientes y 19 mil empleados.

 

Desde la compra de Bital, tres personas han encabezado la institución: el primero fue Alexander Flockhart, entre 2002 y 2007. Después llegó Paul Thurston, quien estuvo un año, pues fue promovido y reasignado a Londres. El tercero es Luis Peña Kegel, quien se mantiene en el puesto desde 2008.

 

El Senado de EU recuerda que una revisión antes de la compra, reveló que no tenía un programa regulatorio funcionando, a pesar de estar operando en un país que enfrentaba dos problemas que están muy relacionados: narcotráfico y blanqueo de fondos.

 

Durante años, HSBC sabía que en México continuaban trabajando con múltiples deficiencias, sin controles antilavado de dinero y sirviendo a clientes de alto riesgo, es decir, personajes que públicamente habían sido ligados al narcotráfico u otras actividades fuera de la ley.

 

HSBC también sabía que su filial en este país tenía una relación muy amplia con su filial en Estados Unidos, lo que suponía fuertes movimientos de dólares en su cuenta.

 

Los directivos en Gran Bretaña y Hong Kong sabían que su negocio en México era de “alto riesgo”, a pesar de ello, hasta 2009 la trataron oficialmente como de “riesgo mínimo”.

 

Contrario a su designación oficial, “riesgo mínimo”, HSBC México se involucró en actividades de “alto riesgo”: clientes de dudosa reputación principalmente, incluyendo casas de cambio y servicios de envío de dinero, como Casa de Cambio Puebla y Sigue Corporation, que después de un tiempo se supo públicamente que administraban fondos de narcotraficantes.

 

 

Dólares viajeros

HSBC México también ofrecía productos de “alto riesgo”, es decir, cuentas en dólares en las Islas Caimán a cerca de 50 mil clientes, que representaban dos mil 100 millones de dólares en inversiones. Muchos de esos millonarios no tenían archivos abiertos, es decir, si las autoridades querían ubicarlos, no sabían cómo hacerlo, pues carecían de identidad real o domicilio, de acuerdo con los empleados del banco.

 

“La licencia (Caimán), que heredó Bital, permite a HSBC México proveer servicios denominados en dólares a personas domiciladas en México. La regulación mexicana aparentemente prohibe que individuos mexicanos (no corporaciones) tengan cuentas de depósito en dólares en México… A pesar de que HSBC México fue recientemente multado con 50 mil dólares por la promoción de esos servicios en México, me han informado que la CNBV está al tanto de la existencia de las cuentas y servicios y no han planteado problemas”.

 

Lo anterior es parte de un correo electrónico que redactó en 2008 y dirigió a las altas autoridades de HSBC el director del departamento de control de esa institución, David Bagley, quien renunció este martes. “Esta base de cuentas por lo tanto debe ser vista como de alto riesgo desde una perspectiva de antilavado de dinero y reputación”.

HSBC entró a las Islas Caimán al adquirir Bital, en noviembre de 2002. De acuerdo con el consejo legal de la institución financiera, Bital recibió la autorización de las autoridades de México y Caimán para ofrecer cuentas en dólares en 1980.

 

El número de cuentas y el volumen de los depósitos en Caimán ha fluctuado en el tiempo. La documentación no indica cuántas cuentas tenía Bital en 2002. Una auditoría de 2005 reportó sólo mil 500 cuentas.

 

En septiembre de 2008 HSBC México reportó un incremento considerable: 60 mil cuentas en Caimán para cerca de 50 mil clientes, con unos fondos de aproximadamente dos mil 100 millones de dólares.

 

La filial mexicana del banco global también fue durante meses la que más dólares enviaba a Estados Unidos. En 2007, más de tres mil millones de dólares. En 2008, más de cuatro mil millones de dólares. Esos montos superaban por mucho a los bancos más grandes de México y a otras afiliadas de HSBC en el mundo .

 

Las autoridades mexicanas y estadunidenses expresaron preocupaciones por los envíos de dinero en efectivo hacia EU, que salían de este país hacia el norte en camiones blindados y aviones. Siete mil millones de dólares viajando y entrando oficialmente al sistema financiero internacional, por poner un ejemplo comprobable. Los reguladores de ambos gobiernos dijeron que esos volúmenes de billetes sólo eran creíbles si incluían el dinero de las drogas que llegaba a México desde Estados Unidos.

 

Además, recuerda el Senado, durante un periodo de tres años, entre mediados de 2006 y mediados de 2009, HSBC Estados Unidos falló en sus monitoreos antilavado de dinero. Tuvieron problemas con la falta de personal, no querían contratar gente que cuidara y alertara sobre las operaciones misteriosas. Menos de 200 personas para miles o millones de movimientos al día. Y el sistema de cómputo que utilizaban era obsoleto.

 

Lo anterior significa que no podían identificar las actividades sospechosas ni alertar a las autoridades de ambos países desde el interior de la institución.

 

Mientras eso sucedía, el movimiento de dólares aumentaba, por medio de transferencias, cheques de viajeros, depósitos en efectivo y muchos otros complejos sistemas que difícilmente podían rastrear.

 

La compra Bital

 

Toda la investigación lleva de regreso a Bital y el cambio de cultura que no han podido implementar los británicos en la institución mexicana, a pesar de llevar otro nombre.

 

En julio de 2002, un auditor entregó un informe a HSBC, antes de que comprara la institución mexicana. Les ofreció un panorama negativo.

 

Entre muchas cosas, advertía que administraban fuertes inversiones en Estados Unidos para clientes que no tenían documentación comprobable.

 

Les decían que las cuentas de las Islas Caimán que les dejaban, tampoco tenían datos de sus dueños, por lo menos 41% de las cuentas revisadas estaban incompletas o les faltaba información.

 

No identificaban cuentas de alto riesgo o amenazas, ni contaban con un plan antilavado de dinero.

 

Las cuentas con más de un millón de dólares eran confidenciales.

 

Grupo Financiero Bital, además, estuvo involucrado en la Operación Casa Blanca, decía el auditor, una operación de EU para combatir el lavado de dinero, en donde hallaron que la institución mexicana fue utilizada.

 

La conclusión del auditor fue que las acciones antilavado de Bital era débiles y que su cultura para combatir este tema era inexistente.

 

No existía un equipo de empleados que luchara contra este problema, había que implementarlo desde cero.

 

La revisión de documentos al abrir cuentas era esporádica.

 

No había monitoreo de movimientos de dinero.

 

Y las medidas para promover ascensos y disciplinar al personal no eran satisfactorias. El código de conducta de Bital carecía de contenido, detalles y espíritu.

 

A pesar de las advertencias, HSBC compró Bital el 22 de noviembre de 2002.

 

 

Ayuda indirecta

 

Fuentes del Senado de Estados Unidos aseguran a este diario que no le pidieron a las autoridades mexicanas cooperación para llevar a cabo esta investigación, pero les informaron puntualmente de sus descubrimientos.

 

Las autoridades mexicanas, aseguran los estadunidenses, le hicieron varias advertencias a HSBC México durante los últimos 10 años, repetidamente les decían que el narcotráfico podía estar formando parte de sus estados financieros.

 

Fue por las autoridades mexicanas, aseguran las fuentes del Senado de EU, que en 2009 HSBC México dejó de aceptar dólares en efectivo en sus sucursales.

 

“Los mexicanos saben mucho, nos ayudaron indirectamente, diría instrumentalmente, a descubrir muchas cosas”, aseguran.