Antes, las telenovelas eran de 400 o más capítulos y podían durar más de un año. Si lograban la atención de los televidentes, podían tener meses y meses de audiencias récord. Pero ahora las series modernas no duran más allá de 10 o 12 capítulos y ya.

A los video escándalos les puede pasar lo mismo. Si los capítulos que vengan por delante no son realmente de impacto, no lograrán mantener la atención de los electores durante los diez meses que faltan para las elecciones.

El inicio de la temporada de video escándalos de manufactura 4T se adelantó mucho a los tiempos electorales. Y aunque el contenido de las mañaneras y de muchas acciones de Gobierno tienen claras motivaciones político-electorales, puede no ser tan fácil mantener el interés de un grupo creciente de votantes indecisos.

Sobre todo, porque hay dramas de la vida real, de la vida cotidiana de millones de mexicanos que son de mayor impacto que lo que esas imágenes que el Presidente quiere, y consigue, que se vean mañana, tarde y noche en la televisión.

De entrada, en el fracaso del manejo de la pandemia del Covid-19 y el cumplimiento del escenario “muy catastrófico” de los 60 mil muertos, se vuelve cada vez más común conocer alguna historia cercana de desgracia personal ante esta enfermedad.

Qué peor culebrón en la familia que la pérdida del empleo o de parte del ingreso, sobre todo ante la perspectiva de una recuperación que será lenta y muy dispar.

En los casos de la vida real hay asaltos, abusos cotidianos en contra de mujeres y niños, hay una violencia que no logra ser contenida ni con balazos ni con abrazos.

Lo cotidiano, lo deteriorado de la vida diaria, hace que la preocupación ciudadana esté en su propia condición, aunque haya una saturación mediática de los temas que tanto interesan al Presidente.

Y ya en el colmo de la competencia por las pantallas, tenemos a Donald Trump en campaña y está de vuelta con todo el abuso de retórica en contra de México y los mexicanos.

Otra vez el republicano tacha a los mexicanos de delincuentes, otra vez amenaza con buscar la manera de que este país pague por su valla fronteriza, otra vez la majadería en contra de un país vecino para satisfacer a su clientela política más radical.

En fin, con 290 días por delante antes de las elecciones este manjar electoral de los video escándalos puede enfriarse si no hay buenos capítulos. Deben incluir no solo a mejores protagonistas, sino también una respuesta institucional y judicial de la 4T.

Si pasan los meses sin que haya presuntos implicados, detenidos y hasta sentenciados, se puede revertir todo lo que hemos visto al quedar demostrado que lo que realmente importa es el show antes que la justicia.

Qué más quisiera la 4T que revivir las glorias de “Los Ricos También Lloran” cuando se podían alargar las historias con una enorme simpleza en su contenido y todo el mundo se sentaba gustoso por meses a ver la telenovela.

 

                                                                                                          @campossuarez