Estados Unidos entra al proceso electoral para designar Presidente de la República más complejo y diferente de su historia, en medio de una pandemia que no cesa y cuyo manejo por parte del mandatario en turno, Donald Trump, será uno de los temas de campaña que más polémica suscitará.
Designado por la convención nacional demócrata, Joe Biden intentará erigirse como la figura seria, proba y mejor preparada para asumir la cabeza de una nación que parece haberse salido de control. Su estrategia será sin duda la de contraste frente a un Presidente republicano que ha sumergido a su país en una profunda crisis sanitaria que lo ha ubicado en el triste primer lugar en términos de casos confirmados y muertes por Covid-19 a nivel global.
Muchos son los incendios que Trump no ha podido apagar o en los que él mismo ha fungido como pirómano. La campaña electoral se dará en un marco de amplias tensiones sociales, con protestas callejeras en diferentes puntos del país, alimentadas por las brechas raciales que aún persisten en pleno siglo XXI. Ocurre igualmente en un clima de crispación política que a diario nutre el propio Presidente desde sus redes sociales o en la conferencia de prensa que organiza en sus oficinas.
El desempleo ha llegado a niveles alarmantes, con más de 14 millones de estadounidenses que reciben prestaciones por este concepto, pero que han dejado de percibir la ayuda federal de 600 dólares semanales. En el plano internacional, muchos son los frentes los que Trump ha abierto, en particular con China, lo que ha generado importantes desequilibrios globales.
Sin embargo, uno de los ingredientes que hacen de la próxima elección norteamericana una de las más disruptivas es el fantasma del fraude y del no reconocimiento de los resultados en caso de serle adversos que el propio mandatario ha sembrado. Existe una alta probabilidad que Donald Trump pudiera desconocer su derrota y provocar una de las crisis institucionales más graves en la historia moderna de Estados Unidos.
La pandemia ha obligado a modificar por completo la forma en que se busca el voto. Acostumbrada a eventos masivos y con el ambiente festivo característico del pueblo norteamericano, la sociedad estadounidense se verá obligada a presenciar los actos de campaña de manera virtual. No hay forma en que este nuevo esquema deje de influir en la decisión de los electores.
Joe Biden tiene la oportunidad histórica de poner freno a una presidencia que ha hecho del ejercicio del poder un factor de confrontación. El reto que se le presenta es convencer a un amplio sector del electorado, poco informado y que aún ve en la figura de Trump al líder carismático que habría llegado a la primera magistratura a resolver los errores de un pasado demócrata que lo mantiene sentado en la oficina oval de la Casa Blanca.
Segundo tercio. Trump “no ha mostrado ningún interés por el trabajo; ningún interés en llegar a un entendimiento común; ningún interés en usar el inmenso poder de su puesto para ayudar a alguien que no sea él mismo o sus amigos; ningún interés en tratar la presidencia como otra cosa que no sea un reality show para atraer la atención que anhela”. Dura descripción del ex presidente Barak Obama sobre su sucesor en un histórico discurso.
Tercer tercio. Duro golpe para Trump la detención ayer de Steve Bannon, su ex asesor, por supuestos actos fraudulentos en el marco de la construcción del muro que divide a México y Estados Unidos.
@EdelRio70