Los retos para enfrentar la emergencia sanitaria que continúa latente en México y el mundo demandan una actitud responsable de nuestro Gobierno federal, pues, de no ser así se corre el riesgo de que lo urgente atente contra lo necesario; es decir, es preciso reactivar la economía con la visión de un nuevo modelo que tenga como principal objetivo el bienestar de las familias mexicanas y la salvaguarda de la salud y vida de la población.
Cumpliendo con esta obligación, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo llegar al Congreso de la Unión un paquete económico congruente con los principios de la economía moral, con las necesidades de la emergencia sanitaria y con las expectativas de desarrollo que la sociedad mexicana tiene respecto de la nueva normalidad post Covid-19.
En ese documento se priorizan presupuestalmente tres rubros que serán el eje de la estrategia para la recuperación económica: Educación pública (338,047 mdp), Bienestar (189,971 mdp) y Salud (145,415 mdp). La educación, como pilar de la inclusión de México en la sociedad del conocimiento, tal como lo establece la Unesco; el bienestar, como principal mecanismo de redistribución de la riqueza, que permita construir una sociedad más equitativa, y la salud, que impulse la cultura de la prevención, con un enfoque universal que garantice la atención médica a todas y todos.
También destaca el aumento en el presupuesto para el turismo, rubro que antes de la pandemia se erigió como uno de los que mayores ingresos reportaba, y nos consolidó como uno de los 10 países más visitados del mundo, pero que ha sido duramente golpeado por las necesarias medidas de distanciamiento social impuestas por la contingencia sanitaria.
El aumento es muy significativo, aproximadamente 741%, respecto del año anterior, cuando se le asignaron 5,207 mdp, en contraste con los 38,613 mdp que se contemplan en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2021, con lo que se generan buenas prospectivas en este ramo para el segundo semestre del próximo año.
Como se establece en el Plan Nacional de Desarrollo, la estrategia de seguridad mantiene la tesis de que sólo a través de la justicia social podremos pacificar al país y mejorar aún más el atractivo turístico de nuestra nación, pero también por medio de las políticas de defensa nacional y seguridad y protección ciudadana el Estado cumple con esta obligación, por lo que ambos rubros continúan en los lugares cuarto y quinto de prelación presupuestal.
Es de destacar que, gracias a la austeridad republicana y el combate a la corrupción, hemos podido enfrentar la crisis sin adquirir deuda pública y sin aumentar impuestos en los primeros tres años; sin embargo, la urgencia de reconstruir el Estado de bienestar, que fue desmantelado, y los retos cada vez mayores a los que nos enfrentamos vaticinan para el próximo año un nuevo pacto fiscal con carácter progresivo.
Invertir en la salud, la educación y el bienestar del pueblo es la mejor manera de retribuir al esfuerzo que hace la sociedad en su conjunto día a día, y de dar continuidad a un proyecto de largo plazo que requiere un Estado fuerte y con la capacidad de guiar el desarrollo de la nación.
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