La tensión social y política crecía el viernes en Bolivia, un día después de la renuncia a su candidatura de la presidenta provisional, Jeanine Añez, que profundizó la disputa por los votos a un mes de las elecciones presidenciales.
Con la salida de Añez de la arena electoral, con una intención de voto superior al 10%, los principales candidatos a la presidencia, el socialista Luis Arce y el centrista Carlos Mesa, se disputaban la atención del electorado.
El retiro de la candidatura de Añez representa un “terremoto político”, según el analista Carlos Cordero, que consideró que se generaría una disputa más frontal entre Arce (40%) y Mesa (26%), a la que podría sumarse el exlíder cívico Fernando Camacho (14%).
Añez no ha respaldado públicamente a ninguno de los tres candidatos, que dejaron de lado los llamados a alianzas para centrarse en la lucha por el voto.
En una conferencia de prensa en Santa Cruz, el expresidente Mesa llamó a “derrotar al masismo” (en alusión al MAS, el partido de Arce) y afirmó que el único candidato con posibilidades de lograr ese objetivo es él con su partido Comunidad Ciudadana.
“Nuestro objetivo es ganar y establecer mayoría en la Asamblea Legislativa”, señaló.
Bolivia elegirá el próximo 18 de octubre al presidente del país y a los miembros de la bicameral Asamblea Legislativa Plurinacional, un año después de las fallidas elecciones y la revuelta social que terminó con la dimisión el expresidente socialista Evo Morales, acusado de fraude.
Arce, el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) y hombre de confianza de Morales, afirmó que su partido no depende de las demás candidaturas para mostrar su poderío, y recordó que en anteriores elecciones su partido ganó con más del 50% de los votos.
“Nosotros estamos avanzando en la línea de proponer al país alternativas de solución a los problemas que realmente le afectan. Hay una incertidumbre total en la economía, el desempleo está en 12%, la economía se está cayendo”, dijo Arce, exministro de Economía.
Con un electorado altamente polarizado y 7,3 millones de votantes habilitados, las elecciones de octubre serán cruciales para definir el horizonte político, económico y social del país, que fue escenario de recientes protestas contra el gobierno interino.
“La derecha no tiene argumentos ni un programa político con visión de país. Esto se venía venir porque ella (Añez) ha sido nombrada en noviembre como gobierno transitorio y no así como candidata, y los errores van sumando y el pueblo también es consciente de que en estas elecciones se juega mucho el futuro del país”, dijo Roberto Luna, residente de la ciudad de La Paz.
Otro sector de la población asegura que es el momento preciso para evitar que el MAS retorne al poder.
“Muchos de los ciudadanos, muchos de las provincias ya no quieren saber más del MAS, directamente están cansados con tantas situaciones anómalas que se ha realizado en los 14 años del gobierno (de Morales)”, dijo Boris Alcón, un habitante de El Alto.
PAL