El Violinista en el Tejado, La Línea del Coro, Los Productores y Mamma Mia! forman parte de la ya reconocida trayectoria en el teatro musical de Ana Cecilia Anzaldúa quien, sin embargo, era más recordada por su papel de Bella en La Bella y la Bestia, por la que ganó en 2008 el premio a Mejor Actriz de Comedia Musical por parte de la Agrupación de Periodistas Teatrales y la Agrupación de Críticos de Teatro.
Recientemente dio vida prácticamente a todos los personajes del musical Mentiras, pero ha sido su papel como Elphaba (que comparte alternadamente con Danna Paola) en Wicked el que la tiene viviendo una de las mejores etapas de su carrera. En exclusiva, la actriz comparte lo que ha significado para ella formar parte de esta exitosa puesta en escena.
¿Qué significa Wicked en comparación a otras obras que has hecho?
Por ejemplo, La Bella y la Bestia es un clásico, un cuento de Disney muy dulce, pero uno en el que por lo menos en México ya sabes qué va a pasar. Y Wicked es una historia casi desconocida aquí, entonces lo padre es ver a la gente que sale y expresa emocionada todo lo que no esperaba ver.
Esa es de las partes más bonitas de Wicked, que la gente sale impactada, impresionada a nivel emocional.
Esa impresión a muchos les ha cambiado la vida. ¿Qué sientes de ser una influencia en ese sentido?
Es definitivamente un regalo. Creo que si algo de lo que hacemos puede servir para que una persona encuentre su vocación, su pasión en la vida, eso es más que suficiente.
Con una sola persona que diga que por haberme visto a mí, a Danna, a Cecilia o a cualquiera de nosotras se dedicó a lo que le apasiona, con eso ya la hiciste en la vida.
¿Cómo es Ana Cecilia a un año de Wicked?
Se siente como si hubiéramos estrenado ayer, y eso habla de que la hemos pasado perfecto. Ha habido de todo: momentos difíciles, grandes logros, satisfacciones tanto personales como profesionales, mucho de todo, como cualquier temporada teatral.
Wicked y Elphaba me han dejado grandes enseñanzas tanto de vida como a nivel profesional, es un sueño cumplido.
¿Qué tanto de ti hay en Elphaba y qué tanto de ella hay en ti?
Bastante. Yo me formé primero como actriz, más que como cantante, así que interpretar en el teatro musical un personaje como Elphaba, que tiene un arco emocional tan importante, es una dicha.
Comparto con ella que ni un minuto me vas a ver en el escenario flojita. Me encanta estar todo el tiempo prendida, activa. Esto es lo que más me une con ella, que estamos todo el tiempo energetizadas, y me encanta.
Pero no todo el tiempo puedes estar así. ¿Cómo superas los momentos en que te sientes apagada?
Para mí es de vida o muerte que Elphaba esté así, viva y electrizante en todas las funciones que hago. Claro que hay días en los que llegas con el ánimo en el piso, o que te sientes mal físicamente por alguna razón. Pero entonces piensas en la gente que está ahí viendo el show por primera vez y dices: ‘No, para arriba’. Y me encanta esa sensación.
¿Qué es lo que más recuerdas de la temporada de Wicked?
De las cosas bonitas que recuerdo son los cumpleaños, cuando todo hay pasteles y todo mundo hace un pequeño espacio y una pausa en lo que está haciendo para ir y cantar Las Mañanitas. Son cosas que nos unen como compañía.
¿Qué es lo que más vas a extrañar de Wicked?
Creo que el verde (risas). Dudo mucho que me vuelva a pasar una cosa así. Al principio fue muy emocionante, después fue un poco pesado, pero definitivamente el pararme en un escenario sin ser verde lo voy a extrañar muchísimo.
Saber que en tres meses se va a acabar me da mucha tristeza.
¿Qué le dirías a quienes todavía no la han visto?
Espero que no se la pierdan, que no le digan ‘no’ a la oportunidad de ver un musical así, y no por nosotras, sino porque es un espectáculo que en verdad vale la pena, que cambia vidas y que la gente merece ver.