Quizá por la espectacularidad de su “performance”, posiblemente por contagio del olimpismo cuya regla dorada los lleva al “amateurismo” político, o a lo mejor por la lluvia, el granizo o cualquiera otra razón,  pero en el rotundo, categórico, manifiesto a la humanidad con el cual el “colectivo”  #132 propone transformar el orden nacional de una vez y para siempre, como no lo hizo ni la Revolución Mexicana (muerta y sepultada, por cierto), se saltaron –al menos en los documentos -, la raíz de su existencia.

 

En el manifiesto no existe Enrique Peña Nieto.

 

Resulta por lo menos extraño advertir en la lectura de su propuesta  de los seis puntos (mejor llamarlo de los seis deseos) la omisión de aquello por lo cual salieron “espontáneamente” a la escena pública a través del camino contestatario desde el no tan lejano 11 de mayo en la UIA.

 

Si en muchos momentos tuvieron puntos de coincidencia (en la propuesta y la acción) contra la llamada “Imposición de Peña”, hoy solamente bordan en el vacío siempre y cuando le concedamos esa hueca condición a la Utopía permanente.

 

Si usted no lo conoce, yo le ofrezco las seis propuestas, peticiones, anhelos o deseos. El único con asidero visible en la realidad, es el sexto. Parece escrito entre Julio Frenk y Juan Molinar.

 

El quinto no es sino una confusión entre una política pública y una forma de sostener un movimiento “revolucionario” en el poder. Es un planteamiento digno de Edén Pastora o de cualquiera de los activistas del movimiento constante o la guerra popular prolongada.

 

El primero, el más visible de todos, pues fue planteado como razón de los plantones callejeros y las marchas, junto con  la omisión  del “antipeñismo”,  es el menos viable. Implicaría el establecimiento de la “Comuna de los medios”. Absolutamente imposible, casi tanto como el segundo (en el cual no se precisa cuál será el papel de las universidades manejadas por la iglesia y los Jesuitas, como la Iberoamericana, por ejemplo), y los demás.

 

Veamos:

 

1.-Democratización y transformación de los medios de comunicación, información y difusión. Consideramos que sólo con la socialización de los medios de difusión y un modelo de medios públicos, se alcanzará una verdadera apertura mediática y se garantizará el derecho a la información y a la libertad de expresión.

 

2.-Cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico.  Buscaremos una educación verdaderamente laica, gratuita, científica, pluricultural, democrática, humanista, popular, crítica, reflexiva, de alto nivel académico y garantizada por el Estado en todos los niveles como obligación constitucional.

 

3.-Cambio del modelo económico neoliberal. La experiencia y la historia nos dan la certeza de que el mercado no es la panacea para la solución de los males sociales y que el gobierno y la sociedad deben de jugar un rol fundamental para resolver los problemas económicos que aquejan al país. Por eso lucharemos por una economía humana, justa, soberana, sustentable y de paz. 

 

4.-Cambio en el modelo de seguridad nacional. Para la restauración de la paz, es imperante el retiro de las fuerzas armadas de las funciones de seguridad pública; así como detener la criminalización, represión y hostigamiento de la protesta social y de la población en general.

 

5.-Transformación política y vinculación con movimientos sociales. Para fomentar y fortalecer la democracia participativa en la toma de decisiones, la construcción de políticas públicas y el apoyo a los proyectos autónomos y autogestivos; proponemos el enriquecimiento y creación de asambleas distritales, municipales, comunales, locales y barriales. Todo esto, para la constitución de un poder popular y ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e implemente desde a sociedad mecanismos para la solución de sus demandas. Abrazamos las voces de las organizaciones y movimientos sociales, vinculándonos de manera solidaria en búsqueda de alianzas que toman como principio el respeto a su autonomía, la construcción de una relación horizontal y el reconocernos con humildad como uno de tantos actores sociales que expresan el descontento social.

 

6.-Salud. Lucharemos por el pleno cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo 4º constitucional y en la observación general 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU. Nos oponemos al esquema neoliberal de salud adoptado en las últimas décadas por el Estado mexicano y nos pronunciamos a favor de un enfoque multidimensional e interdisciplinario del sector de la salud.

 

Todo eso suena como música celestial. Es un  coro de ángeles, pero por desgracia los ángeles no existen, al menos en la política.

 

En el punto número uno, realmente vinculado con el tercero, nos deberíamos preguntar más allá de toda justificación utópica. ¿De veras se pueden socializar los medios de información? ¿Socializar implica ponerlos  en manos de quién?

 

Si la respuesta es las ONG el remedio sería peor a la enfermedad. Quedaríamos en manos del corporativismo de las buenas conciencias. Simplemente. La corrección política nos quiere hacer creer en la bondad inherente de todo aquello en lo cual no aparezca la mano del Estado ni la pezuña del gobierno o la implícita perversión del capital privado.

 

Implicaría la modificación absoluta de todo el sistema de propiedad en el país. Implicaría también (y no estaría del todo mal) cancelar el sistema de concesiones, pero las incongruencia de este movimiento con pocas ideas y muchas ocurrencias, se estrella con sus propios planteamientos previos: ¿no expresaron su intención de convertirse en inspectores de la forma como se va a otorgar las concesiones apenas anunciadas para la construcción (llamémoslo así) de la “Tercera cadena”?

 

Si ellos mismos quisieran convertirse en concesionarios de todas esas frecuencias o al menos convertirse en calificadores de las concesiones ajenas, lo harían dentro del esquema por cuya abolición se manifiestan en Avenida Chapultepec.

 

Esta idea no es ni nueva ni novedosa. Hace ya algunos años, cuando el gobierno mexicano absorbió la Corporación Mexicana de Radio y TV, la cual después Carlos Salinas le vendió a Ricardo Salinas, Telesistema Mexicano vivía bajo la amenaza (irreal) de una cancelación de las concesiones. Hasta surgió por aquellos años la televisora “Independiente” con capital del Grupo Monterrey. Luis Echeverría era visto por algunos como años después los venezolanos vieron a Hugo Chávez.

 

El único resultado fuer la fusión de las dos empresas TIM y TSM. Así nació Televisa. Y con la venta de Imevisión, desapareció la televisión pública comercial en México. Hoy, bajo el dominio de la globalización internacional, resulta imposible dar los pasos vedados en el siglo pasado.

 

En el catálogo de planteamientos revolucionarios de los #132 hay otra omisión notable: ni media palabra de la purificación electoral propuesta y exigida por los otros manifestantes: los adheridos al repudio a la imposición; la causa de Andrés Manuel. Obviamente si se olvidaron de Peña (o como un movimiento táctico fingieron dejarlo de lado) por consecuencia se olvidaron de la otra parte. Ying y Yang, dirían los tibetanos de la colonia Condesa.

 

Quien tenga interés en revisar el documento-proclama –manifiesto, al cual llamaremos por mero trámite, “El discurso de avenida Chapultepec” lo puede hallar en cualquiera de los muchos portales dedicados a la divulgación en internet, pero vale la pena revisar un  poco la fraseología.

 

Hay una mezcla de los lugares comunes de los años  setenta,  con las indelebles aportaciones del sub comandante Marcos, notable poeta de las cañadas del sur.

 

Ejemplos:

 

“Cuando llegamos estaba el mundo y éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión. Éramos cúmulo de descontento, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500 años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la tierra asesinado, éramos crisis y deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas, víctimas de represión. Éramos trabajo de esclavos, familias migrantes, cuerpos en puentes colgados, mártires (presas) del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña, asesinato como libre mercado…. Éramos silencio, éramos dolor, éramos opresión.m Quisieron arrebatárnoslo todo y lo único que perdimos fue el miedo.

 

“Ya no seremos más una voz silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que gritan: ¡¡¡YA BASTA!!!”

 

Un comedido lector me envió este documento. Me dice en su mensaje: si después de leer esto no se cae del caballo como San Pablo en Damasco, no tiene usted remedio.

 

Pues no. Por lo visto, no tengo ni remedio, ni caballo.