Detrás, hay un largo camino, desde que se hizo el planteamiento en el G20 y en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para evitar el acaparamiento hasta garantizar la entrega de las primeras 250 mil dosis al país, que fue conducido por la Secretaría de Relaciones Exteriores, y Marcelo Ebrard lo sabe, por lo que hoy pudo decirle al Presidente Andrés Manuel López Obrador: “Misión cumplida”.

Y es que el canciller recordó que la instrucción presidencial no sólo fue acceder a las vacunas sino llegar a tiempo, por lo que él comenzó a gestionar el acceso ante ONU, países y laboratorios que avanzaron en la misma, y ahora México podrá tenerla casi a la par que Estados Unidos.

Con la frase expresada en La Mañanera de hoy, el canciller no sólo se ganó oootra estrellita del Jefe de Ejecutivo sino también fue una especie de cierre de responsabilidad en torno a la vacuna, pues de ahora en adelante el manejo de ésta queda en manos del “rockstar” de la 4T y encargado de la estrategia contra la epidemia, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez.

Desde hace varios meses, tal parece que los funcionarios han peleado por quién es el consentido del Presidente, o de la opinión pública quizá, sugiriendo contradicciones precisamente en torno a la vacuna.

“Se nos hizo tarde”, expresó el Presidente desde el pasillo que lo conduce al Salón Tesorería, para iniciar La Mañanera en la cual el tema principal fue el plan de vacunación, pues entró con sus funcionarios hasta las 7:14 horas.

En ésta, López-Gatell y Ebrard acentuaron el pique interno que traen con agradecimientos y saludos forzados, incluso en la separación de las sillas, pues a lo largo de la conferencia la de López-Gatell se veía más distanciada de la de Ebrard, si se toma como referencia que la sana distancia marcada entre la del canciller y el secretario de Salud, Jorge Alcocer, era menor.

El “rockstar” fue el que empezó. A fin de nutrir su extendido discurso, robó parte de lo que corresponde decir a cancillería, como la iniciativa ante la ONU.

Como en cada martes de la salud, Ebrard -quien bien se puede definir como el multitask de la 4T- se concentró en su celular mientras seguía el bla, bla, bla del subsecretario que tardó hasta 10 minutos en llegar a la parte que a todo México interesa: quiénes serán los primeros en vacunarse.

Una vez que Ebrard le ‘cedió’ la responsabilidad al subsecretario, éste manifestó cual será el reto, y es que la vacuna de Pfizer requiere -70° centígrados de congelación.

“Esto para el mundo ha sido un reto, pero los retos están diseñados para vencerse y solventarlos, encaminarnos a sus soluciones”, y explicó que la farmacéutica ya diseñó cajas de congelación especiales.

Sin embargo, el reto que conducirá López-Gatell será el hacer un descongelamiento adecuado, y no echar a perder la vacuna que tiene algunos días de utilidad tras su descongelación.
Además, el otro reto será acercar a los pacientes a la vacuna en dos ocasiones, pues ambas dosis deben tener una diferencia de 21 días para su aplicación, y apenas establecieron dos nodos de vacunación (Ciudad de México y Coahuila), en tanto se analizan dos más.

Pero López-Gatell y Ebrard sí actuaron de la misma forma: molestarse por las gestiones que algunos pseudoreporteros plantean en la conferencia del Presidente.

El subsecretario de forma directa respondió a quien tomó el micrófono: “Es más una gestión que una pregunta de interés público”.

Sin embargo, replicó a la petición de aplicar pruebas a los asistentes a La Mañanera, incluso le dio pie para tratar de corregir la torpeza que cometió en una conferencia de marzo, diciendo que “la fuerza moral del Presidente, no es una fuerza de contagio” de Covid. Hoy, acotó que no es una persona superior.

“No quiere decir que como persona el primer mandatario, él piense, lo acabamos a escuchar en su propia voz que él está por encima por delante de cualquier persona, que usted, por ejemplo, o de mí, yo no me hago pruebas casa semana.

“Lo que sí, en términos de la seguridad nacional, creo que nadie, absolutamente nadie en su sano juicio podría objetar que el Estado nacional va a descuidar a su primer mandatario”, expresó al reiterar que no ve necesarias las pruebas masivas pero al Presidente sí se le aplican de forma semanal.

Lo anterior pese a que el mandatario tiene “un apego muy estricto a un protocolo de sana distancia”.

La molestia en torno a las gestiones por parte de Ebrard fue notoria cuando el Presidente le instruyó a atender a otro reportero que presentó un caso particular, lo cual dibujó muecas y apretón de labios en la cara del canciller.