Suspender los festejos presenciales en la Basílica de Guadalupe fue una difícil decisión, que encontró su motivación en la generosidad, el amor al prójimo, la premisa de “yo me cuido y yo te cuido”, señaló la Iglesia en su editorial Desde la Fe.
Abundó que el Atrio de las Américas vacío de personas, pero cubierto de veladoras y flores, es el rostro de millones de fieles que hoy le dicen “sí a la vida”, con este hecho histórico y convocó a la sociedad a tomar en serio la pandemia, a dejar de lado el egoísmo y el individualismo.
“Evitemos las salidas innecesarias, organicémonos mejor para evitar aglomeraciones y celebremos estas fiestas decembrinas de formas creativas y alegres, pero evitando las reuniones masivas para no exponernos al contagio”.
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Destacó que los fieles tienen la certeza de que en esta ocasión la Virgen de Guadalupe salió a su encuentro para convertir en una casita sagrada cada hogar que se preparó para recibirla.
“Queremos agradecer a los fieles por atender este llamado a la responsabilidad, así como a los sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes de pastoral y laicos comprometidos que colaboraron para ser parte de este ejemplo de acción responsable a nivel mundial”, refirió la Arquidiócesis en el semanario Desde la Fe.
También agradeció a la Conferencia del Episcopado Mexicano, al Consejo Episcopal Latinoamericano, a la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, y a cada una de las diócesis del país, por unir esfuerzos y mostrar a una Iglesia sólida y unida.
Así como a las autoridades de gobierno por la coordinación, el diálogo constante y el trabajo conjunto; “y gracias a los medios de comunicación por difundir los mensajes del Cardenal Carlos Aguiar, así como las transmisiones programadas, y con ello allanar el camino a Nuestra Santa Madre para llegar a todos los peregrinos, en todos los rincones del país”.
CT