Zhúr fue una hembra de lobo gris que vivió hace 57 mil años, cuando la Tierra atravesaba por un periodo interglaciar y la disminución del hielo perpetuo permitió la formación de bosques en lo que hoy es Yukón, al norte de Canadá, revelaban la víspera medios especializados como National Geographic.
Se referían al hallazgo de los restos de Zhúr, algo que ocurrió en 2016, cuando un minero de oro encontró su cuerpo momificado en Klondike, cerca de la frontera con Alaska. Su descubrimiento sorprendió a los científicos gracias a su extraordinario nivel de conservación, provocado por el permafrost de la zona, que permitió mantener casi intactos sus colmillos, pelaje, la lengua y hasta su estómago.
Como cualquier otro ser vivo del Pleistoceno, Zhùr compartió el mundo con la megafauna de la región, como leones de las cavernas, caballos salvajes y mamuts lanudos; sin embargo, su muerte no se debió a un enfrentamiento con los gigantes que dominaron el mundo, sino a un accidente cuando apenas tenía 7 semanas de edad, detalló el portal especializado.
“Después de cuatro años de análisis, un equipo de paleontólogos de la Universidad de Des Moines liderados por Julie Meachen concluyeron que Zhùr, de apenas 670 gramos de peso y 41 centímetros de largo, murió enterrada después de que su madriguera colapsara cuando ella era la única cría al interior”, relata el periodista Alejandro López.
“Esta es la momia de lobo más completa que jamás se haya encontrado. Básicamente está cien por cien intacta; todo lo que le falta son los ojos”, explicó en un comunicado Julie Meachen, autora principal del estudio, “el hecho de que (los restos) estén tan bien conservados nos permitió reconstruir su vida”.
El análisis de su estómago reveló que hacía poco tiempo que había comenzado a consumir alimentos sólidos y no pasó hambre al momento de su muerte. Su dieta se basaba principalmente en salmón y otros pescados.
LEG