Pese al Semáforo Rojo Epidemiológico en la Ciudad de México y al miedo a contagiarse de Covid-19, las trabajadoras sexuales de todo tipo continúan ofreciendo sus servicios tanto en las calles como por Internet.
Sin embargo, el Sol no sale de la misma manera para todas, pues mientras aquéllas que ofrecen sus servicios a bajo costo apenas sobreviven, las que tienen clientes de alto poder adquisitivo han visto como aumentan los servicios.
En primer lugar están aquéllas que ofrecen sus servicios en la Merced, cuyo costo podría considerarse accesible; ellas son las que más han sufrido debido a la pandemia y también, de acuerdo a testimonios recabados por este diario, las que tienen mayor temor al coronavirus.
Y es que saben que en caso de contagiarse, su situación económica será aún peor que lo que están viviendo actualmente, además de las secuelas en su salud.
«Deje de trabajar en el primer Semáforo Rojo y la pase muy mal, dormía en la calle porque me quedé sin dinero para pagar un hotel, buscaba comida de la basura porque no tenía qué comer», detalló Diana, una trabajadora sexual de la zona, a 24 HORAS.
Después de pasar de Semáforo Naranja a Rojo aseguró que la clientela bajó nuevamente; no sólo eso, muchos de los clientes que consigue insisten en querer besos, a pesar de la situación sanitaria que se vive en la ciudad.
El mismo caso lo vive Edith, otra trabajadora sexual de la Merced, pues señaló que el trabajo disminuyó y hay días que no consigue ni para comer.
«Es difícil la situación, corremos un riesgo latente de contagiarnos, pero es eso o dejar de comer, así de fácil. Hay veces en que compramos una torta entre dos y ya con eso tenemos que vivir», resaltó.
Por el lado contrario se encuentra Natalia, una trabajadora sexual que ofrece sus servicios directamente por Internet, a través de una página de anuncios, a precios más altos.
Ella procura citar a sus clientes en el hotel de la zona Centro, donde se hospeda, lo que ahorra el gasto a los usuarios, quienes solo deben pagar una cuota de “visita” para subir a su habitación.
Sin embargo, aceptó que ella, sin realizarse la prueba ya presentó los síntomas del Covid hace unos meses, tiempo en el que dejó de trabajar durante tres semanas; actualmente, señaló que en el hotel hay personal que sanitiza a sus visitas y les toma la temperatura antes de acceder.
Finalmente, para Thalia las cosas son distintas, pues ella se considera una trabajadora sexual de lujo, por lo que únicamente acude a zonas del Poniente y Sur de la Ciudad de México, y su tarifa sólo es accesible para ciudadanos de alto nivel adquisitivo.
Para ella, ante el nuevo confinamiento, su trabajo aumentó un 200%, pues mientras que antes del Covid hacía dos servicios al día, ahora realiza hasta seis.
«Mira, mi público son empresarios, juniors de las Lomas, del Pedregal, que están con su empresa abierta y ellos encerrados en sus departamentos… y aunque no salen pues el cuerpo pide placer, ahí es donde entro yo», expresó la trabajadora sexual.
Cuestionada sobre si no teme a contraer el virus, detalló que agregó la prueba PCR a sus exámenes médicos mensuales, con el objetivo de protegerse y no esparcir la enfermedad entre sus clientes, mientras que ella, debido a que es joven y se encuentra en buen estado de salud, espera salir adelante en caso de contagiarse.
FRASE
“Yo sí me beso con algunos clientes, porque es parte de dar un buen servicio.. pero sólo con los que me gustan, los que se me hacen guapos e higiénicos, no con cualquiera”
Natalia
Sexoservidora
LEG