Aún no se sabe si los médicos ya analizan que el Presidente Andrés Manuel López Obrador pueda retomar actividades el próximo lunes tras contagiarse de Covid, pero la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, anticipó que “estará feliz de la vida si regresa a Las Mañaneras porque además le da un toque personal muy importante”.
No es de poner en duda su expresión, pues el actuar de la encargada de la política interior frente a la que se ha convertido en la tribuna que marca agenda en los medios y genera conversación en redes sociales ha recibido fuertes críticas entre la opinión pública.
Sin embargo, en casi dos semanas de encabezar La Mañanera, la secretaria también le dio un “toque personal” al denominado diálogo circular.
Contrario al Presidente, su criterio para dar la palabra se basa en si le llama la atención la ropa de los reporteros, no prioriza la primera fila, no extiende la conferencia a dos horas en promedio ni arma lista de reporteros pendientes (la cual disgusta a la mayoría).
La secretaria tampoco se queda parada durante las exposiciones de otros, opta por mantenerse sentada. Algo de entenderse, pues al ser una persona mayor su andar es lento, incluso hoy connotó molestia en su columna al dificultársele estirarse para alcanzar los folders que había dejado en el piso.
Como parte de su sello, la secretaria tampoco justifica sus retrasos con frases domingueras como “se nos durmió el gallo” o “buenas noches (cuando apenas el cielo está aclarando)”. Menos, argumenta que porque es hora del café con leche con pan o la guajolota la conferencia tiene que terminar.
En la que podría ser, si el mandatario se limita a la catorcena, su penúltima conferencia, Sánchez Cordero llegó 20 minutos tarde y se mostró más desenvuelta. La tuvo fácil, los reporteros que eligió, en su mayoría de medios digitales, cuestionaron en torno a la exposición que llevó y los que no optaron por sus gestiones las cuales bateó rápido con un “lo anotamos”.
Con la intervención de representantes de dos periódicos nacionales, de una cadena de radio nacional, una estación local y un canal del Estado la conferencia –en la que los ruidos de atomizadores accionados para rociar desinfectante y el sonido de rechinidos de la silla se agregaron al ambiente- se salvó, y los reporteros se llevaron algunas notas.
La anfitriona no se salvó de las críticas. Al ser funcionaria de un gobierno que pregona con la austeridad, saltó que portara una pashmina Louis Vuitton, cuyo precio promedio es de al menos 10 mil pesos, y anticipara que usará un helicóptero de la Sedena para volar mañana hacia Querétaro, entidad a la que el Presidente siempre acude por tierra.
Por cierto que a la conferencia de hoy regresó Paulina Téllez Martínez, titular de la Unidad de Apoyo al Sistema de Justicia de la Secretaría de Gobernación, quien ayer se quedó vestida y alborotada porque la secretaria la invitó a La Mañanera pero dado que la labia del subsecretario de Promoción y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, abarcó gran parte de la conferencia, tuvo que reagendar su exposición para hoy.
MGL