En la danza de los otros datos, la promesa es que en marzo se habrán recuperado todos los empleos perdidos durante la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19 y de la recesión previa que ya presentaba la economía mexicana.
En la realidad, los datos nos muestran que el mercado laboral está muy lejos de recuperarse de la forma en que todos quisiéramos.
Y en el fondo, más que números y porcentajes de desempleo, lo que hay son personas que llevan meses tratando de conseguir alguna fuente de ingreso, porque una vez que perdieron su trabajo, su país los dejó solos.
La falta de respaldos gubernamentales para los trabajadores, más que para sus empresas, ha implicado un disparo en el número de personas sin empleo, pero también en aquellos que tienen que buscar algún ingreso en la informalidad y los que trabajan, pero no el tiempo suficiente y con la remuneración necesaria para satisfacer sus necesidades básicas.
El año pasado, en la parte más complicada del confinamiento por la pandemia, un millón 118 mil personas perdieron su empleo formal y registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). De ellos, se lograron recuperar poco más de 555 mil, esto entre agosto y noviembre.
Durante diciembre, se perdieron 278 mil plazas laborales, con lo que al final, durante el 2020, se habrían perdido más de 790 mil empleos desde que se declaró la emergencia sanitaria.
Enero solo aportó 48 mil plazas registradas ante el IMSS, por lo que deberían crearse 370 mil empleos este mes y otro tanto igual en marzo para que se cumpla la promesa presidencial.
Pero, además, ahí están los datos de la encuesta de ocupación y empleo del Inegi que refleja que durante el año pasado dos millones 400 mil personas perdieron su empleo y no lo han recuperado.
Es triste ver que un millón 700 mil personas dejaron de formar parte de la Población Económicamente Activa, son personas que perdieron la chamba, pero también las esperanzas de encontrar una ocupación remunerada y por lo tanto ya dejaron de buscar trabajo. Con todo lo que eso implica para su bienestar y el de su familia.
La población subocupada, esto es, aquellos que tienen alguna actividad remunerada pero que quisieran más trabajo y más ingreso pasó de 3.8 millones de personas al cierre de 2019 a 8.1 millones de personas que hoy menos completan el gasto.
Y un dato escalofriante es que el número de personas que perdió su empleo en un micronegocio ya sea un puesto ambulante o un local establecido, como una papelería, es de 914 mil personas. Y sobre todo los que estaban en el sector formal, casi 500 mil, es muy probable que nunca más vuelvan a abrir sus negocios.
Y hay que insistir en que más que números o estadísticas, son personas que sobreviven por la solidaridad de sus familias, por pequeñas chambas que hacen, pero que en realidad sufren los efectos de una crisis económica que, si bien era inevitable ante la pandemia, sí fue una crisis en la que fueron abandonados a su suerte por parte de las autoridades de su país.
@campossuarez