Presidente Constitucional de los Estado Unidos Mexicanos, Licenciado Andrés Manuel López Obrador
PRESENTE
Señor Presidente:
Las palabras compartidas hace un par de días por la primera historiadora de la nación me han hecho cambiar. No se trata solo de entender que el verdadero enemigo de Madero no era Victoriano Huerta, sino la libertad de prensa. No. Se trata de entender que la historia de esta nación sufridísima tiene que ser reescrita en su totalidad. De narrar la gesta que nos llevó de la postración pasada al momento actual: el de la consagración patria.
Pleno de humildad, señor Presidente, me ofrezco como redactor de los nuevos libros de texto de historia. Enseguida, dejo a su consideración una propuesta de lo que podría ser el capítulo introductorio:
Hace muchos siglos, los pobladores originarios vivían en un estado de completa armonía. Sí: el pueblo vivía feliz, feliz, feliz, unido en torno a la figura bondadosísima de un líder supremo que era también un referente espiritual, una encarnación de la religión. No hacían falta la rueda ni los animales de labranza. Las milpas se cultivaban a mano y todo el pueblo bueno tenía trabajo, gracias a la coa o bastón plantador. Las mujeres cuidaban a sus familiares, un antecedente de lo que en el siglo XXI sería la mayor institución de seguridad social del mundo. En el sur, en el trópico ardiente, los grandes monolitos esperaban en su grandeza hierática la llegada de la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México, encarnada en el Hijo Pródigo de Tabasco, el Benemérito de Tepetitán, presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Licenciado Andrés Manuel López Obrador, mientras abajo, en las entrañas nacionales, en el subsuelo, el petróleo aguardaba a que los popotes patrióticos y soberanos de Pemex lo extrajeran para convertirlo en la sustancia nutricia, la savia benefactora que haría florecer a nuestro país.
Y entonces, el mal sacudió a nuestro México: llegaron los españoles, la Primera Oleada Neoliberal.
Valgan como escuetísima muestra las palabras anteriores, señor Presidente, que, me parece, cumplen con los estándares de sobriedad y rigor histórico que usted ha marcado desde las conferencias en Palacio Nacional.
Ojalá que esta propuesta sea merecedora de su generosa atención. No pido mucho: una beca equivalente de Jóvenes Construyendo el Futuro y, tal vez, una dosis de cualquier vacuna, incluida la Patria.
Con un saludo afectuoso y revolucionario,
Julio Patán
Sufragio efectivo, sí reelección.
@juliopatan09