La pandemia del Coronavirus ha sido particularmente cruda con la ciudad de Nueva York. Casi llega a las 50 mil muertes por la enfermedad, es la segunda entidad más afectada de Estados Unidos; ha registrado 1. 7 millones de contagios, un número mayor que países como Irán, Sudáfrica o Ucrania.
El gobernador Andrew Cuomo emergió como una figura dura en defensa contra el virus, un dique de las bravatas del expresidente Donald Trump, casi hacía parecer pequeñas las cifras de la crisis, aunque mucho le reclamaron el descuido a las casas de ancianos.
Pero a la estrella demócrata le bastaron tres denuncias de abuso sexual para hacer tambalear su carrera.
SFORTUNA
Descendiente de italianos, Cuomo ha ido perdiendo el apoyo de las fuerzas partidistas, es presionado para renunciar e incluso corre el riesgo de ser sometido a un juicio político. Es la amenaza.
Ayer, en el marco del Día Internacional de la Mujer, los medios neoyorquinos dieron cuenta que los republicanos en la Asamblea estatal tienen ya redactada una resolución para iniciar un proceso de juicio político en su contra.
Algunos demócratas de Nueva York apoyaron la solicitud de la renuncia y que concluyan las investigaciones pendientes.
El cercano a los Clinton reiteró su negativa a renunciar: “No voy a renunciar por acusaciones”, subrayó a pesar de que Andrea Stewart-Cousins, lideresa del Senado del estado de Nueva York, dijera que debería hacerlo “por el bien del estado”.
Antes estrella, hoy el ex secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano es un estorbo.
Las acusaciones de acoso contra Cuomo por parte de exayudantes se produjeron en un momento crítico, cuando el estado lucha contra el Covid-19 y en medio de acusaciones de que la administración de Cuomo manejó mal su respuesta inicial a la pandemia.
AR