La influyente hermana del líder norcoreano Kim Jong Un amenazó este martes a Estados Unidos y Corea del Sur, con motivo de la visita de los nuevos secretarios de Estado y Defensa estadounidenses a Tokio y Seúl.
Estados Unidos y Corea del Sur iniciaron ejercicios militares conjuntos la semana pasada y el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun, citado por la agencia de prensa surcoreana Yonhap, publica una declaración de Kim Yo Jong con un “consejo a la nueva administración de Estados Unidos que está luchando por difundir el olor a pólvora en nuestra tierra desde el otro lado del océano”.
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“Si quieren dormir bien en los próximos cuatro años, sería mejor que no hagan nada que les haga perder el sueño”, dice Kim, según el Rodong Sinmun.
Es la primera referencia explícita de las autoridades norcoreanas a la nueva administración en Washington, más de cuatro meses después de la elección de Joe Biden para reemplazar a Donald Trump.
Estas advertencias se producen con motivo de la visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el de Defensa, Lloyd Austin, a Tokio, primera etapa de su primer viaje al extranjero, que pretende reforzar los lazos entre Estados Unidos con sus socios asiáticos frente a China.
“Marcha de la guerra”
El enfoque inusual que dio Trump a la política exterior le llevó a intercambiar insultos y amenazas de guerra con Kim Jong Un antes de empezar un espectacular acercamiento, marcado por encuentros tan históricos como simbólicos.
Pero al final, la relación no se tradujo en avances hacia la desnuclearización del Norte, que es objeto de múltiples sanciones internacionales por su programa armamentista.
Las negociaciones están en punto muerto desde el fracaso del segundo encuentro entre Kim Jong Un y Trump a finales de febrero de 2019 en Hanói. Una de las razones de este estancamiento es la ausencia de acuerdo sobre las concesiones que Corea del Norte debería hacer a cambio de la retirada de las sanciones internacionales.
El proceso negociador fue promovido por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, pero la relación entre Seúl y Pyongyang se ha deteriorado desde el fracaso de la cumbre de Hanói.
Unos 28.500 soldados estadounidenses están asentados en Corea del Sur para proteger al país de un eventual ataque de Corea del Norte. Seúl y Washington, unidos por un tratado militar, iniciaron un simulacro de ejercicios militares conjuntos por ordenador.
Corea del Norte condena dichos simulacros que considera como una preparación para la invasión. “El gobierno surcoreano otra vez ha elegido la ‘Marcha de guerra'”, la “Marcha de crisis””, aseveró Kim Yo Jong en su declaración.
Contactos rotos
Blinken y Austin llegaron el lunes a Tokio, y el martes mantuvieron conversaciones con sus homólogos japoneses sobre China y la política de Washington respecto a Corea del Norte.
En una declaración conjunta, pidieron la “completa desnuclearización” de Pyongyang, advirtiendo que el arsenal norcoreano “supone una amenaza para la paz y la estabilidad internacionales”.
Blinken no quiso, sin embargo, comentar las declaraciones de la hermana del líder norcoreano.
“Estamos estudiando si varias medidas de presión adicionales podrían ser eficaces, si las vías diplomáticas tienen sentido, todo esto se está analizando”, declaró el secretario de Estado norteamericano.
Los equipos del presidente estadounidense, Joe Biden, han intentado desde hace semanas ponerse en contacto con Corea del Norte. Sin éxito.
“Hemos intentado contactar con el gobierno norcoreano a través de varios canales desde mediados de febrero, en particular en Nueva York”, dijo el lunes un alto responsable estadounidense que pidió el anonimato.
Por Nueva York, se refería a la representación norcoreana ante Naciones Unidas, pues Washington y Pyongyang no mantienen relaciones diplomáticas.
“Hasta ahora, no hemos recibido ninguna respuesta de Pyongyang”, dijo.
Según este responsable, el objetivo de esta toma de contacto es reducir los “riesgos de escalada” en la península coreana.
A principios de enero, poco antes de la investidura de Biden, Kim Jong Un dijo que Estados Unidos es el “mayor enemigo” de Corea del Norte, antes de asegurar que la política de Washington con Pyongyang no cambiará “nunca”, “independientemente de quien esté en el poder”.
PAL