Loretta Harmes es el nombre de una joven chef inglesa que persigue su pasión por la cocina y todo lo que ésta derive, sólo que tiene un problema, se ve imposibilitada para comer de manera tradicional por una enfermedad que padece, por lo que en años no ha podido probar un sólo bocado.
El mal no le permite siquiera tragar un poco de lo que ella prepara, cuenta que desde niña supo que cocinar era lo suyo, lo hacía con su hermana y aprendió de su abuela a quien se refiere como una “gran cocinera”.
“A medida que crecí, mi amor por la cocina también lo hizo, cuando tenía 11 años comencé a cocinar para mi familia un martes mientras mis padres trabajaban, fue entonces cuando realmente apareció mi pasión por la cocina”, escribió en su blog personal.
Ella relata que tras ser aceptada en una escuela en Londres y a pesar de concluir de manera satisfactoria su primer año, problemas digestivos le impidieron seguir asistiendo, pues ella viajaba desde Sussex hasta la capital inglesa todos los días.
Acusó de un mal diagnóstico y de descuidos lo que la condujo a que sus problemas se agraviaran.
“Este fue el comienzo de quedarme confinada en casa, demacrada y con dolor constante. No me creyeron, me descuidaron y me diagnosticaron erróneamente, lo que posteriormente llevó a que me encerraran por error en unidades psiquiátricas donde me obligaron a comer y me trataron tan mal”.
Fue uno de los peores momentos en su vida física y mentalmente, tras cinco años de dolor constante se le diagnosticó de manera correcta, Harmes tenía insuficiencia intestinal, gastroparesia y EDS (síndrome de Ehlers Danlos).
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En un punto crítico los médicos no tuvieron otra opción más que la de alimentar a la joven por medio de TPN (nutrición parenteral total).
Es un método de alimentación que rodea el tracto gastrointestinal. Se suministra a través de una vena, una fórmula especial que proporciona la mayoría de los nutrientes que el cuerpo necesita, de acuerdo con medlineplus.
Una forma de alimentar a una persona que no puede recibir la comida por medio de la boca.
“Estar conectada a una pesada bolsa de alimentación de 3 kg que se alimenta a través de mi corazón 18 horas al día, junto con una buena cantidad de riesgos altos y reglas estrictas para evitar que sucedan algunos de estos, puede significar que es bastante restrictivo para la vida”, escribe Loretta.
Gracias a su tratamiento ella puede salir adelante y ha superado la mayoría de los problemas que sus enfermedades le han generado.
Pudo regresar a al cocina en 2016 por un breve lapso, pues su EDS progresó, ha tenido nuevos diagnósticos en los que ha tenido múltiples episodios de sepsis desde entonces.
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En la actualidad afirma que ha combinado lo que aprendió sobre los cuidados de su salud y la manera en que cocina.
“Las cosas todavía no son fáciles y todavía tengo más días malos que buenos, pero con todo lo que ha pasado en mi vida hasta ahora y la pérdida trágica de mi hermosa hermana el año pasado, soy más terca y decidida que nunca para alcanzar mis metas y vivir la mejor vida que pueda”.
Su frase de bienvenida en Instagram es “no puedo comer, puedo cocinar”.
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CT