Con aplausos… así terminó la misa de cuerpo presente del pequeño Brandon Giovanny Hernández Tapia, de 13 años, uno de los 25 fallecidos a causa del desplome de un tramo del Metro en la Línea 12, entre Tezonco y Olivos.

Al funeral asistieron sus seres queridos… con excepción de su padrastro, Rigo Quiroz, quien lo acompañaba en el Metro y se encuentra grave, con la cabeza inflamada y el tobillo lesionado en el Hospital Balbuena.

La noche del martes, luego de infructuosas horas de búsqueda, la madre de Brandon, Marisol, reconoció el cuerpo en la Fiscalía de Investigación Territorial Iztapalapa… y luego de escenas desgarradoras de dolor, desesperación y llanto, el cuerpo finalmente llegó a las 2:00 horas de ayer a una casa en obra en la colonia Zapotitlán, en Tláhuac.

El lugar fue prestado, pues la familia del menor vive en un departamento y había mucha gente que recibir entre familia, vecinos y amigos del niño.

A Brandon le sobreviven dos hermanos: Bryan, de 10 años, y Alan de cuatro, que de la noche a la mañana deberán aprender a vivir sin el mayor, el que era el ejemplo.

Encima del pequeño ataúd blanco colocaron una fotografía donde se le observa sonriente, feliz, como debe ser un niño de 13 años; a los alrededores colocaron coronas de flores blancas y cirios.

La madre, desconsolada no se separaba de él y en voz baja le decía “te amo”.

A las 14:00 horas el cortejo fúnebre llegó al panteón de San Lorenzo Tezonco; en los techos de los vehículos llevaban las coronas de flores.

Un hombre aguardaba en la puerta para solo dar acceso a 10 familiares, debido a que, en medio de la tragedia, la contingencia por Covid-19 aún no ha terminado… también permitió el acceso a un grupo de músicos, quienes despidieron al menor con melodías norteñas.

Paciano, abuelo del niño, confirmó lo que era más que visible: su hija estaba desecha.

Desamparo

En este mismo lugar se encontraba Luis Adrián Hernández, hijo de don José Luis, de 61 años, quien también murió en el incidente.

“Mi mamá lo estaba esperando para cenar, le avisaron que estaba muerto… creo que no fue una forma adecuada, evidentemente por el siniestro las autoridades tienen que hacerse cargo y pedimos justicia, porque mi papá prácticamente le aportaba todo a mi madre, hermana y sobrino, él era responsable de llevar el sustento, ahora quedan desamparados”, refirió Luis, quien no pudo contener las lágrimas.

Aseveró que nadie va a poder reparar la pérdida de su padre, “vivieron 34 años juntos y no creo que exista alguna palabra de consolación, para mí es algo muy triste, era mi amigo… lamentablemente ya no lo veré”.

El joven narró que su papá fue rescatado sin signos vitales, con golpes en el tórax, cabeza, pies y rodillas; personal de emergencias dijo que había quedado aplastado por otros pasajeros: “es difícil ver a tu padre así, por última vez”.

A las afueras del panteón también estaba la señora Petra, quien no pudo ingresar a un sepelio: “venimos al funeral de Joaquín García, de 45 años, hermano de mi cuñado… él estaba en el Metro, fue algo muy rápido”.

Joaquín era trabajador, alegre y dejó a su esposa con tres hijos; tenía varios trabajos, desde manejar un mototaxi hasta comerciante.

LEG