El mundo ha experimentado la llegada de un fenómeno que no se veía hace ya varios años, miles de jóvenes cantan y bailan un ritmo en un idioma totalmente desconocido: el K-Pop. Las boy-bands y girl-groups surcoreanos se han convertido en una tendencia recurrente en redes sociales, especialmente en México.

Hallyu, nombre oficial del fenómeno responsable del aumento en popularidad de la cultura coreana contemporánea, tiene sus inicios en los 90’s, momento en que Corea del Sur decidió enfocar sus esfuerzos a la explotación de sus mejores elementos culturales: dramas, películas, videojuegos y, en especial, la música.

En México, el año 2002 marcó el inicio de la fiebre coreana. En ese año, y con el fin de dar promoción al Mundial de Futbol Corea-Japón, se transmitieron tres dramas coreanos en televisión nacional: “Sonata de Invierno”, “Todo sobre Eva” y “Escalera al Cielo”. A partir de ese momento, el Hallyu en México comenzó a cobrar fuerza y a trasladarse a más ámbitos de la vida cotidiana como el cuidado de la piel (skincare) y la música.

Ahora, 19 años después, México se ha convertido en el tercer mercado más importante para la industria del K-Pop después de Estados Unidos y Brasil.

De acuerdo con cifras oficiales de la plataforma de streaming Spotify, México reporta un promedio de 14,000 millones de reproducciones de canciones en coreano (y sus versiones en japonés). Entre 2017 y 2018 hubo un aumento de 261% en la reproducción de canciones de K-Pop en nuestro país.

A partir de 2005, la Embajada de la República de Corea en México comenzó a registrar la existencia de los clubes de fans en la nación. Esto surgió a partir de que fanáticos de distintos grupos protestaron afuera del hotel en donde el presidente surcoreano Roh Moo-hyun se hospedaba, con el propósito de que alentara a los cantantes a venir a México.

Tiempo después, en 2012, el primer artista coreano en dar un concierto en tierra azteca, Xiah Junsu, acaparó los reflectores y miradas de sus fans en el Auditorio BlackBerry durante su primer tour mundial “Tarantallegra”.

El K-Pop se ha convertido en toda una cultura, razón por la cual el Museo Nacional de las Culturas del Mundo inauguró el año pasado una exposición en donde relataban la historia, impacto social, desarrollo e importancia comercial de este género musical.

Un duro camino

La admiración por los “idols” (término para referirse a las y los cantantes de este género) nace a partir del hecho de que, además de pasar por un intenso proceso de audición para formar parte de una disquera, deben completar un duro entrenamiento para llegar a debutar en la música.

Los jóvenes deben aprender a cantar, bailar, actuar, componer y producir música en diferentes idiomas (inglés y japonés), proceso que comienza desde que los aspirantes tienen entre 13 y 16 años (o incluso antes) y se debe hacer bajo la supervisión de una empresa de entretenimiento.

Los beneficios potenciales de este fenómeno musical son enormes. Un ejemplo de ello es la agencia que está detrás de la banda BTS, Big Hit Entertainment, rebautizada Hybe, que comenzó a cotizar en la Bolsa el año pasado y ahora tiene una capitalización de mercado de más de 7.000 millones de dólares.

Algunos de los “idols” más populares son BTS, G-Dragon (de BIGBANG), Hwasa (de Mamamoo), Blackpink, Stray Kids y Tommorow by Together (TXT).

Con información de AFP

LEG