Cinco artistas urbanos comparten sus experiencias de trabajar y vivir de la calle, donde el sol curte sus pieles por las largas jornadas a la intemperie. Son magos, ventrílocuos, payasos, malabaristas y músicos que antes laboraron en circos.
SAXOFONISTA. Con 70 años de edad Oscar, El Vampiro, siempre ha trabajado en el Centro Histórico.
Recorre plazas, bares y restaurantes deleitando con sus notas musicales a transeúntes y parroquianos.
“Ya llevo muchos años en este oficio, ganándome unos pesos por hacer lo que me gusta”.
CORBATÍN. Con una trayectoria de 30 años en las calles, don Luis se dedica al malabarismo con aros.
Ataviado como payaso, ha mantenido a su familia con el sudor de su frente.
JIMMY Y WHISKEY. En el cruce de Eje 1 y Zaragoza, Jimmy hace de ventrílocuo con su muñeco
Whiskey, con quien se gana la vida de coche en coche pidiendo alguna cooperación.
CARLOS MAGO. Con trucos de cartas, aparición de un bastón u otros artífices mágicos, es como
Carlos Castillo recorre restaurantes y cruceros de la zona central de la CDMX. “Me gusta transmitir
fantasía y alegría a las personas, para que recuerden cuando eran niños”, expresó.
ISAEL ANASTASIO. Dominar el balón en los cruceros de la capital es su labor desde hace siete años.
Él llegó a trabajar en el circo Solaris, con el que viajó de gira por todo el país.