En 2013, con la reforma energética se afirmó que para 2018 México estaría extrayendo tres millones de barriles de petróleo diarios, pero la realidad fue que en aquel entonces se extraían alrededor de un millón 800 mil, con tendencia a la baja, por lo que ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador puso en marcha una nueva estrategia energética, contenida en el Plan Nacional de Desarrollo, con cuatro objetivos principales: 1) frenar los incrementos de impuestos en términos reales; 2) no aumentar los precios de los combustibles por encima de la inflación; 3) rescatar a Pemex y a la CFE para recobrar su función como palancas del desarrollo nacional, y 4) combatir a la corrupción en este sector, como en cualquier otro.
Para ello, fue indispensable la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, Tabasco, proyectada para inaugurarse en julio de 2022, así como la rehabilitación de las seis ya existentes, las cuales presentan un importante avance y han recibido una inversión estimada de 18 mil millones de pesos, de los aproximadamente 24 mil millones que se tienen presupuestados.
En las pasadas administraciones, mediante la falta de inversión, la apertura al sector privado internacional y la tolerancia —cuando no la aquiescencia— de la corrupción, se pretendía desmantelar a las dos empresas mexicanas que más han fomentado el desarrollo nacional, con miras a rematarlas en el ya conocido proceso de privatización, o simplemente reducirlas a un apéndice que resultara inútil para los requerimientos energéticos del país.
En contraste, el presidente AMLO anunció la compra del 50% de las acciones restantes de la refinería Deer Park ubicada en Houston, Texas, propiedad de Shell y con capacidad de procesar 340 mil barriles diarios de gasolina y diésel, por un costo de 600 millones de dólares, es decir, 12 mil millones de pesos, todos provenientes de los ahorros del Estado y de la administración eficiente de los recursos públicos.
Con esta adquisición, México está en vías de contar con ocho refinerías, para cumplir con el objetivo de lograr la autosuficiencia petrolera antes de que concluya la actual administración.
Pese a las crisis sanitaria y económica, el Gobierno del presidente López Obrador adquirió las acciones de Deer Park sin contraer créditos, lo que en el contexto regional resulta una novedad, especialmente con las presiones económicas que implica el plan nacional de vacunación contra el Covid-19. De hecho, existe un proyecto para reducir las cargas fiscales de Pemex, con el fin de seguir sanando su situación financiera.
La nueva estrategia energética se funda en recobrar la rectoría del Estado en este ámbito, poniendo un alto al fracasado esquema de vender crudo y comprar productos refinados en el extranjero. Ahora la extracción total se destina al refinamiento por parte del mismo Gobierno mexicano, con el fin de abastecer la demanda nacional sin depender del exterior, y con mecanismos como la recientemente aprobada reforma a la Ley de Hidrocarburos, se combaten frontalmente la corrupción, el contrabando y otros delitos que drenaban en completa impunidad al sector. Gracias al espíritu de transformación instaurado en toda la República, seguimos haciendo historia.
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