“Andrés Roemer me contactó vía Facebook y me citó en su casa por Río de Janeiro, en la colonia Roma, para tratar un tema de trabajo. Fue un viernes… había un chofer que te invita a pasar, hay un pasillo largo y luego un cuarto con colores claros. Al principio fue muy amable, después me quedé en shock (por la violación); por más que quería quitármelo de encima no podía”, denunció una de las víctimas del exdiplomático y escritor, quien está prófugo de la justicia, acusado de perpetrar delitos sexuales.
Los hechos relatados por esta víctima ocurrieron en 2013: “Él era una persona con poder y yo pensaba que si decía algo, me iban a correr de mi trabajo. Apenas iniciaba como reportera… me amenazó y tardé años en hablar del caso”.
La joven dijo que Roemer, quien huyó a Israel, la estuvo monitoreando en las redes, y en una ocasión le ofreció una oportunidad de trabajo y ella acudió a su domicilio.
“Recordar la situación es muy fuerte, ver que es un tema mediático da temor por la familia, la carrera… trabajo en los medios y sé del problema que se me vendría encima. Cada que sale algo del tema me empieza a doler la cabeza, me da coraje”.
MÁS DENUNCIAS
Por su parte Irving Regino, abogado de la víctima, narró que la joven acudió al inmueble y Roemer nunca abordó temas laborales.
“Ella se iba del lugar, pero el sujeto la tomó de los hombros, empezaron los tocamientos por debajo de la blusa y pantalón al tiempo que decía palabras obscenas… se puso a llorar, después le ordenó al chofer que fuera a dejarla a donde ella le indicara. Al final, le dijo que para la próxima, usara falda y que estarían en contacto”.
Abundó que la Fiscalía General de Justicia determinó que se trató de una violación con datos sustentados en pruebas diversas.
La victima calificó como doloroso y triste cuando más mujeres empezaron a denunciar haber padecido acoso, abuso sexual y violación por parte del escritor.
“Me dio una crisis fatal porque revives todas esas cosas… hoy somos cuatro víctimas las que nos enfrentamos a esta persona”.
Abundó que hubo tres mujeres que se acercaron primero a la FGJ para saber qué iba a pasar y ella estaba en el grupo. “Nos reunimos para conocernos y fue una catarsis, nos enteramos de cómo operaba esta persona y el daño que nos había hecho”.
LEG