MOSCÚ. Una secta musulmana rusa, cuyos miembros fueron acusados ayer de maltrato infantil, mantuvo durante más de diez años bajo tierra a una quincena de niños en una vivienda de Kazán, capital de la república rusa de Tatarstán.
Algunos niños de la secta apenas habían visto la luz del día y vivían sin contar con los servicios básicos mínimos, incluidos educación y sanidad, en una comunidad que se definió a sí misma como “un Estado con sus propias normas”, según la prensa digital rusa.
El jefe policial de Kazán, Ranis Bajitov, reveló al Primer Canal de la televisión estatal rusa que al menos quince niños fueron localizados en zulos construidos en ocho niveles subterráneos bajo una vivienda de las afueras de esa ciudad.
“Los zulos fueron construidos en forma de laberinto”, con habitaciones de seis metros cuadrados”, explicó Bajítov.
El inmueble, bajo cuyo suelo se hallaron treinta habitaciones en las que 60 personas vivían de forma permanente y al menos desde hace diez años, pertenecía a Faizrajman Sattarov, líder de una secta que había formado a mediados de la década de los noventa.
Los menores de edad han sido trasladados a hospitales de la región en compañía de sus padres, que seguramente serán privados en breve de la custodia de sus hijos, algo que ya han solicitado a las instancias judiciales las autoridades rusas.
“El estado de los niños es satisfactorio. Todos habían sido alimentados (en la secta), aunque estaban muy sucios”, señaló la directora de la planta infantil del Hospital Nº 18 de Kazán, Tatiana Moroz.
Las autoridades rusas, que investigan a los miembros de la secta por desatención a menores, han acusado formalmente a cuatro de ellos de maltrato infantil.
Además, acusan a su líder de reclutar a niños y adultos, obligarles a cumplir sus órdenes y entregarle todos sus recursos financieros, único sustento material del grupo, según fuentes de la investigación.
“Sattarov prohibía a los miembros de la secta a acudir a centros sanitarios y recibir cualquier ayuda médica. Prohibía acudir a la escuela a los niños en edad escolar, con lo que violaba los derechos constitucionales de los ciudadanos a la educación y la sanidad”, dijo la ayudante de fiscal de Kazán, Irina Petrova.
La policía, durante el registro de la vivienda de Sattarov, también incautó literatura de contenido presuntamente extremista que será investigada por las autoridades rusas.