El cineasta Cédric Klapisch, de la mano de su guionista de cabecera Santiago Amigorena, ha impuesto un sello social a su filmografía, incluso en dramas románticos como Alguien en algún lugar (Deux moi, 2019), una historia de vidas paralelas sobre la vacuidad personal en que vive la juventud en las urbes.
Protagonizada por dos de las estrellas de la nueva generación del cine francés, Ana Girardot y François Civil, con quienes ya había trabajado antes en El viñedo que nos une (Ce qui nous lie, 2017), un drama familiar y social sobre la pérdida de valores y tradiciones en la Francia neoliberal, Alguien en algún lugar llegó con la 24 edición del Tour de Cine Francés pero la pandemia retrasó su estreno comercial.
Rémy y Mélanie no sólo comparten asiento en el metro parisino en la primera escena del filme que se puede ver en México a partir del jueves 15 de julio; también comparten edificio de departamentos, farmacia donde buscan ayuda para conciliar el sueño, psicólogos (padre e hija), mercado de barrio e incluso un gato. Sólo hace falta que compartan una mirada al otro, una sonrisa, palabras, bailar juntos…
Rémy padece ansiedad, teme perder un empleo de obrero durante un despido masivo, aunque ante Recursos Humanos es incapaz de decir qué le apasiona; sus intentos de seducir a una compañera de trabajo fracasan. Mélanie, bióloga a quien se le encarga una misión que le angustia, alejada de sus padres, recurre a Tinder para encontrar parejas que, no obstante el algoritmo que según el mundo moderno sabe más de uno que uno, nada comparten con ella, ni siquiera su apetito sexual a los 30 años.
Alguien en algún lugar es la paradoja de la desconexión entre personas en un mundo hiperconectado. Con cierto humor, Klapisch logra advertirles en el baño a ambos personajes sobre sus vidas paralelas, a través del muro que los separa, cuando Mélanie oye en la tina Historia de un amor (1955), del panameño Carlos Eleta, en versión francesa de Gloria Lasso, dos soledades que conmueve una canción.
Rémy y Mélanie caminan juntos al metro, comparten aflicciones, su soledad es la soledad parisina de la muchedumbre. ¿Qué necesitan en un mundo hiperconectado donde para tener sexo nomás hace falta dar like? Esa es la respuesta que Klapisch busca a lo largo de su más reciente largometraje, en el que participan como los dos psicólogos el veterano François Berléand y la también maravillosa Camille Cottin, a quien el cineasta ha dirigido en la serie homenaje a actores y actrices franceses Dix Pourcent.
Y la respuesta es muy simple, va sentada al lado de uno, parece decir Klapisch desde la primera escena.
LEG