Por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador tome como su nueva bandera el plebiscito o consulta de revocación de mandato, no se le puede aplicar a él.
Primero, porque no hay una ley reglamentaria para el ejercicio a pesar de que en el Senado, Ricardo Monreal presentó la semana pasada una iniciativa al respecto.
Tal iniciativa será analizada y discutida en el último tercio de este año, sin garantía de que se apruebe en los términos presentados por el zacatecano.
Independientemente de los detalles de iniciativa monrealista -que la consulta sea convocada por la firma de al menos el 3% del padrón electoral, por ejemplo-, sobresale el hecho de que en México ninguna ley es retroactiva.
Es decir, en el supuesto de que en diciembre esté aprobada la ley, ésta no se puede aplicar al Presidente en turno sino al siguiente.
No hay manera legal de que una consulta o plebiscito o como quieran llamarle termine por adelantado con el sexenio lopezobradorista.
Podría realizarse una consulta como la que se realizó para suspender la construcción del aeropuerto en Texcoco o la planta cervecera en Baja California, pero tal ejercicio no sería organizado por el INE y no sería vinculatorio.
Si se realizara ese ejercicio, ya sabemos el resultado con meses de anticipación.
Solo serviría como un acto anticipado de campaña para el 2024; pero lo importante, lo que no debe distraer la atención de la gente, es que la revocación de mandato es, en este momento, el gran distractor.
Usted decide si sigue el juego.
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El ministro Arturo Zaldívar no rechazó la oferta de ampliar su mandato hasta que el cabildeo con sus pares de la Suprema Corte de Justicia le arrojó que la mayoría, incluidos los ministros propuestos por el presidente López Obrador, estaban en contra.
Zaldívar acudió el miércoles a Palacio Nacional a comentarle al jefe del Ejecutivo el resultado de su consulta, que no tomó de buena gana el Presidente.
López Obrador se adelantó, el viernes, al anuncio que minutos más tarde haría el presidente de la Corte; culpó a los ministros designados en los gobiernos de Calderón y Peña por el revés a Zaldívar.
¿Qué seguirá ahora?
El ministro presidente acelerará el paso para adelantar lo más que pueda los cambios en el Poder Judicial cuya reforma no dejó muy contentos a jueces y magistrados.
La reforma, sin embargo, se tiene que concretar porque más allá de filias y fobias dentro del Poder Judicial, es este en el que más casos de corrupción se denuncian día a día.
En eso no se equivoca el ministro Zaldívar.
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Por cierto, uno entendería que el depuesto presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Luis Vargas, se habría quedado sin argumentos para tratar de recuperar el cargo luego de que Zaldívar aseguró que su posición en el organismo es insostenible.
Vargas interpuso una controversia constitucional en contra de su destitución; la discusión de su recurso tardará meses.
Mientras tanto el TEPJF seguirá sesionando porque no puede detenerse la calificación de las elecciones pasadas, a pesar de Vargas.
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Quien reaparecerá en México después de su desastrosa gestión como gobernador de Tabasco es Arturo Núñez Jiménez.
Concluido su periodo -que recibió críticas de amigos y enemigos-, Núñez no solo abandonó el estado sino el país.
El jueves reaparecerá en un foro convocado por la UNAM, el INAI y el INE, sobre las elecciones 2020-2021, ¿Pluralismo o presidencialismo hegemónico?, en el que participarán además Leonardo Valdés, Fernando Ojesto y Marco Antonio Baños.
A ver.
LEG